Un personaje que no podía faltar en nuestra "galería de monstruos" electrónica, es el británico Simón House. De educación musical clásica, su violín ha sido alquilado por visionarios, modernos, locos, marcianos y genios de la escena psych desde los 60.
Antes de unirse a Hawkwind en 1974 y revolucionar su ya de por sí revolucionado sonido, había estado con los inclasificables maestros surrealistas Third Ear Band, y los guerrilleros ácidos de High Tide. Su primer álbum dentro de la nave Halcón, "Hall of the Mountain Grill" (1974), es una obra maestra que mezcla el Downer Rock mellotronico con el singular estilo psicodélico de Hawkwind. El siguiente, "Warrior on the Edge of Time"; (1975), no le andaba lejos. Y entre escapes y vueltas, aún ha tenido tiempo de escribir una quincena de discos con una banda que, por sí sola, creó su propio género. En 1978 lo llama David Bowie, y contribuye a una de sus etapas mágicas con "Stage" (78) y "Lodger" (79). Su elegancia espacial al violín eléctrico y efectos ha sido reclamada en discos de Michael Moorcock, Robert Calvert, Nik Turner, Japan, David Sylvian, Thomas Dolby, Mike Oldfield, Magic Muscle, Adrián Shaw, Bedouin, Judy Dyble, Astralasia, Alan Davey, Nektar o Anubian Lights.
A mitad de los 90 estrena etapa solista como sintetista + violín supradimensional, con el ineludible "Yassasim" (1995) y ese mismo año, con "Crystal Jungles of Eos". Aquí ayudado por Len del Rio en los moogs, samples y synths. Damos a la manivela del tiempo hacia atrás con "Cysyrgy" (7'02), llevándonos al sonido EGG de Tim Blake o Françoise Breant. Mística opresiva de jungla, tema muy utilizado en la prog electrónica que surte efecto cuando además, el violín forma parte importante de lo expuesto. Recuerda en ocasiones a lo hecho por Edgar Froese cuando nos teletransportaba con su guitarra. House usa su violín en una suerte de electronic -exótica que casi lo hace único.
"Rush Hour Betelgeuse" (4'08) no abandona la floating music, pero en su melodía nos recrea tiempos más directos de primeros 80, como Japan, Ultravox o Visage.......pero sin perder el norte.
"Rush Hour Betelgeuse" (4'08) no abandona la floating music, pero en su melodía nos recrea tiempos más directos de primeros 80, como Japan, Ultravox o Visage.......pero sin perder el norte.
"View from Ganymede" (7'26) incluye samples de batería, y esto alcanza niveles muy interesantes, casi "comerciales". Como unos Tangerine Dream o Schulze de los 80, donde la melodía es tan importante como el ciber-envoltorio.
En "Sands of Mars" (8'05) la experimentación tonal es suave, cálida, una ensoñación agradable, una sensación narcotica de bienestar, como una modorra post-comilona.
"SF67" (5'17) posee una columna vertebral rock, y de haber utilizado un combo al uso, sería una pieza muy Hawkwind. Tiene su alienígena ADN.
En "Sands of Mars" (8'05) la experimentación tonal es suave, cálida, una ensoñación agradable, una sensación narcotica de bienestar, como una modorra post-comilona.
"SF67" (5'17) posee una columna vertebral rock, y de haber utilizado un combo al uso, sería una pieza muy Hawkwind. Tiene su alienígena ADN.
"Crystal Jungles of Eos" (5'48) parece la sintonía de una añeja serie TV del espacio, si bien sus esquizofrenias melódicas disimulan su naturaleza naive.
Casi entramos en el sinfo-prog con "Solar Wind" (7'23). Y es que el estilo de Simon House, agregado en su instrumento estelar, da pie a ello con total naturalidad.
Casi entramos en el sinfo-prog con "Solar Wind" (7'23). Y es que el estilo de Simon House, agregado en su instrumento estelar, da pie a ello con total naturalidad.
Pudo nuestro hombre influenciarse en "Parsecs" (8'10), de la música de "X - Files"? 1995 fue un gran año para la serie y su creador sonoro, Mark Snow. Realmente, Marty Fulterman era su nombre. Que junto a otro futuro VIP de los soundtracks hollywoodienses, Michael Kamen, provenían de la banda de rock psicodélico New York Rock Ensemble. Todo el drama atmosférico de la serie es perfectamente captado no sólo en éste tema, sino en todo el álbum.
"Ice Riders of Charon" (4'25) también guarda su halo-soundtrack, sin perder cierto acento berlinés.
"Ice Riders of Charon" (4'25) también guarda su halo-soundtrack, sin perder cierto acento berlinés.
"Crystal Jungles of Eos" es un muy agradable bálsamo cósmico de sobremesa, para una digestión relajante y una evasiva escapada mental. Que buena falta hace.
Viene con un segundo disco de "remixes". Algo muy "in" en los 90 para "chill outs" y demás paridas de moda pijaitil. El resultado no está mal hecho, - para ésta ocasión -. Los temas son barajados en orden aleatorio, y pasados por el turmix de la mesa. Buen muzak para ascensores....tú mismo. La cosa real, o sea, el disco, enlaza directamente con otra maravilla a recomendar, como es el "Spiral Galaxy Revisited" del 2000. Otra sabrosa volada.
J.J. IGLESIAS
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