En algunos casos de la historia de la música, el riesgo, aún a pesar de "estar de moda" en un tiempo determinado, no fue valorado ni recompensado. Herbie Hancock venía con la lección bien aprendida. Había estado en "On the Corner" de Miles Davis, un año antes. Y aquél maremagnum sonoro, grito desesperado del ghetto en clave funk / psych, lo tenía atrapado. Ya venía de largo. Su proyecto místico - africano Mwandishi era una suerte de experimentación afro-americana, con el que ya había editado un homónimo álbum en 1971 y "Crossings" en 1972. Discos no muy bien vistos por puristas ni por el sello, Warner Bros.
Así que para "Sextant" estrena compañía, ahora con Columbia, y termina su trilogía contra viento y marea. Sería su album número 11 y el más acertado en ese anticomercial proyecto. Una imposible mezcla de afro-funk-improv, groove de eterna hipnótica y sintetizadores a go go. Para colmo, invita al Dr. Patrick Gleeson, un pionero de los modulares al que pronto daremos cobertura en nuestra sección al respecto. Por su parte Herbie Hancock no se queda manco : Fender Rhodes, Hohner D6 Clavinet, Fender Fuzz Wah y Echoplex pedals, mellotron y percusiones. Benny Maupin a los saxos, clarinete y piccolo. Eddie Henderson a la trompeta y fiscornio. Julian Priester al trombón. Buster Williams al bajo fuzz y wah wah. Billy Hart en la batería y Buck Clarke en las percusiones.
"Sextant" es un disco más cercano al psych / jazz kraut de Embryo o Niagara que a lo que se espera del gran pianista. De hecho agradara a todo freak de la psicodelia más bizarre, con su funk alienígena y anárquico.
"Rain Dance" (9'16) huele al Davis más libertino, cosa que Hancock hace con toda la alevosía (y mala leche) del mundo. Que se jodan los cansinos puristas. La teclistica recuerda incluso a los Tangerine Dream de "Atem", verbigracia de Patrick Gleeson y sus ARP 2600 y Soloist. Menos mal que Mwandishi (Herbie himself), se apiada de nuestras almas y ataca el Rhodes para recordar que esto es, al fin y al cabo, jazz. De otro mundo, pero jazz. El bajo de Buster Williams deja a Mingus en las cavernas del género. El Dr. Patrick Gleeson sigue haciendo de las suyas, dando empaque electrónico absoluto a los desvaríos lisergicos,de todo el complejo entramado musical. Por momentos no alejado de los primeros Kraftwerk.
"Hidden Shadows" (10'11) comienza como si unos Genesis negros de pelo afro abusaran del mellotron en el ghetto. La percusión es puro lubricante para la desfachatez electrónica, bien surtida de todo tipo de extraños sonidos de la ciber-jungla. Se apuntan a la orgía vientos de todo pelaje, para darle más sensación "jungle" a ésta marcianada watusi perfecta para una jam exótica de Can. Sopa funk en LSD líquido para verlo todo, como mínimo, como el magnífico artwork de Robert Springett desplegado en la portada. Miles Davis hubiera retozado su sordina aquí como un cerdito feliz en el barrizal, lastima. No me extraña que adorada a Embryo.....Hancock estaba haciendo una estrategia similar. Lo único achacable es el odioso fader bajando el volumen, porque esto podría durar en su nirvana surreal hasta el infinito y más allá.
"Hidden Shadows" (10'11) comienza como si unos Genesis negros de pelo afro abusaran del mellotron en el ghetto. La percusión es puro lubricante para la desfachatez electrónica, bien surtida de todo tipo de extraños sonidos de la ciber-jungla. Se apuntan a la orgía vientos de todo pelaje, para darle más sensación "jungle" a ésta marcianada watusi perfecta para una jam exótica de Can. Sopa funk en LSD líquido para verlo todo, como mínimo, como el magnífico artwork de Robert Springett desplegado en la portada. Miles Davis hubiera retozado su sordina aquí como un cerdito feliz en el barrizal, lastima. No me extraña que adorada a Embryo.....Hancock estaba haciendo una estrategia similar. Lo único achacable es el odioso fader bajando el volumen, porque esto podría durar en su nirvana surreal hasta el infinito y más allá.
La cara B todavía es más extrema, con una única composición, "Hornets" (19'35), donde la falta de puertas al campo improvisador funciona de lujo. El Clavinet se alía con las percusiones, los vientos con el profundo ronquido del bajo, y los sintes entran como elefante en cristalería, dando constancia de su importancia en el contexto. Intensidad cromática to the max, plagada de detalles multicolores e hipnosis afro-funk-free-jazz-kraut-electronic galore. Como era de esperar, los de siempre lo ignoraron. Siendo mejor visto por el roquerio drogata, que para sus cuelgues llevaba incluso mejor gasolina que Pink Floyd.
La crítica jazz lo salvó por los pelos y "por ser vos quién sois". Y la rock le dio cinco estrellas. Pero no vendió. Las masas exigían carnaza funk pura para la pista bailonga. Y el tío Herbie, en un giro magistral propio de un genio lleno de astuta mala hostia, se las dio todas en un carrillo.
Satisfechos los bailongos y Columbia. Editando ese mismo año "Head Hunters" .....Vendetta en plató frío.
.....Pero él terminó su "trilogía kraut" Mwandishi. Para el oyente avispado, en ésa trilogía ya estaba la semilla del clásico "Head Hunters". Asunto resuelto.
J.J. IGLESIAS
Temas
"Rain Dance" - 00:00
"Hidden Shadows" - 09:16
"Hornets" - 19:27
Nota: si te gusta el artículo compártelo (Facebook, Twitter, g+, etc) pulsando en
que está al final del artículo, de esta forma contribuirás a la continuidad del blog. Gracias