Nos hemos metido ya de lleno en los 80´s y en esa estética superficial y urbana donde las portadas de discos ya no son imaginativas y ahora prácticamente son las fotos de grupo y poses fashion lo que mola. Las vestimentas reflejan la época: pantalones de pinzas, americanas llamativas, foulards, corbatitas, camisas y zapatos limpios y nada de la guarrería del disco anterior. Estamos en 1983 y a la máxima expresión filosófica que se llega es a la cultura del gyntonic la gente vacua de plástico y las luces de neón.
La música va a la par, sin embargo, en algunas ocasiones no siempre el envoltorio coincide con el interior y en el caso que nos ocupa la música de este disco es bastante superior al “Quinto Strato” de 1979. La formación italiana ha cambiado por completo salvo el batería que sigue siendo Furio Chirico pero el nivel de los nuevos músicos está a la misma altura. El teclista Beppe Crovella ha sido sustituido por Antonio Salerno compositor principal en la mayoría de los nuevos temas. Al bajo sin trastes tenemos a una máquina llamada Umberto Mari. La elegante sección de viento la ocupan Siro Merlo y Guido Scategni y a la guitarra tenemos a Luigi Tessarollo. Un combo jazz-rock-funk-fusión de alto calibre. En los 80´s el jazz fue el refugio de muchos y en mi caso como ya he dicho en varias ocasiones, mucho más la música clásica de la primera mitad del siglo XX. Eso me mantuvo vivo porque por entonces dimos por muerto y finiquitado el rock progresivo y sinceramente nunca pensamos y ni siquiera creíamos en la posibilidad de que algún día podría resucitar como pasó al principio de los 90´s de lo cual nos alegramos como no podía ser de otra manera.
Acquario es un buen disco en un mal momento. Esto sucedió en más de una ocasión junto al habitual escepticismo en torno a las ediciones discográficas del momento que estaba más que justificado. Con todo, la situación daba para un margen de tolerancia dentro de ese mundo tan superficial que me tocó vivir, y en esa desesperación y hambre de música de entonces llegué a admitir incluso adquirir en algún caso otras músicas que hoy tiraría a la basura sin contemplaciones ni remordimientos: Police, Dire Straits, Peter Gabriel, Roxy Music, Bruce Springsteen, Van Morrison, Asia, incluso Marillion (que me gustaron) o los terribles Yes del 90125 o Big Generator. Salvaría sin embargo y por siempre a mi querida Kate Bush y a unos cuantos más que pensé podrían ocupar el enorme hueco que quedaba en mi interior. Pero en general craso error. En realidad y con alguna excepción, nunca soporté toda esa música y esa época aunque evidentemente respeto a sus fans, pero en los 80´s había que elegir entre los múltiples horrores lo menos malo. Debemos agradecer hoy a la red la oportunidad de escuchar cosas decentes de entonces de las que no teníamos ni idea y que fueron sepultadas o desaparecieron en la ignominia y que como en el caso de Arti e Mestieri al menos grababan discos de música de verdad con pasajes instrumentales, solos y cambios y muy lejos del pop de luxe monocorde y a veces pedante que aburría a los culebrones.
Alberto Torró
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