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TALK TALK - Spirit of Eden (1988 / EMI PARLOPHONE)

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Hacía tiempo que no nos tocaba un obituario. La buena racha se ha roto con el fallecimiento del cantante de Talk Talk, Mark Hollis, el 25 de febrero,  a los 64 años. El hombre andaba alejado de esa jungla llena de fieras voraces que supone la industria de la música. En 1998 había dado la última señal de vida creativa, con un homónimo álbum en la línea  que le había costado su carrera. Y a la que le fue fiel hasta el final. Busca mayor valentía y alma rebelde que la de éste grupo británico. En los peores tiempos para hacerlo. 


En 1981 y como una synth-pop band, forman Talk Talk, Mark Hollis (voz, guitarra, piano), Lee Harris (batería) y Paul Webb (bajo). Estamos en los glamurosos 80, el techno y la lentejuela superficial domina los charts. Y ellos no iban a ser menos con discos como "The Party's Over" (1982), "It's My Life" (1984) y "The Colour of Spring" (1986). Que tiene a los de EMI todo contentos, en su rol de chicos buenos a la Duran Duran / Roxy Music y sucedáneos.  Pero llega "Spirit of Eden" (1988) y los ratones se revolucionan. Muchas horas de improvisación junto al colaborador - miembro Tim Friese-Greene, (aquí harmonium, piano, órgano,  guitarra, producción y compositor de todo junto a Mark Hollis), da como resultado algo nuevo y excitante. Queda constancia por el amor hacia la obra de Davis y Coltrane, el rock experimental,  clásica,  ambient, minimalista, chamber music, folk o contemporánea. En las antípodas de la sosez pop 80s. Música arriesgada,  supone problemas instantáneos. EMI los demanda porque lo suyo no era "comercialmente satisfactorio". Procesos judiciales y chungueces mil les da la razón al grupo contra todo pronóstico. Sentando un precedente  que obliga a partir de entonces a especificar en contrato ese tipo de cláusula "agrada - inútiles". A pesar de todo, "Spirit of Eden" es una gloriosa patada en la boca a la industria. Un triunfo del buen gusto sobre los  farloperos mercachifles. 

Además del grupo y Friese - Greene, hay una decena de colaboradores old school que decoran la capilla sixtina sonora. Mark Feltham, Danny Thompson, Henry Lowther, Nigel Kennedy.....y oboes,  bassoon,  clarinetes, corno inglés o el Coro de la Catedral de Chelmsford. Los iluminaos del presente afirman que éste fue el disco con que nació el "post-rock". Palabreja que en 1988 ni existía  ni puta falta que hacía. Pos fale,  pos malegro. ....lo mismo podría ser kraut por la senda de Popol Vuh o Deuter, por ejemplo. Pero hay que inventar collares para el mismo perro. Ciertamente, "Spirit of Eden" es un oasis en la mundana y vacía escena de colorines ochenteros. 

"The Rainbow" advierte admiración por Miles Davis. Pero si alguien es protagonista en ésta obra,  es el silencio. Talk Talk eran unos virtuosos  y verdaderos "héroes" del silencio, utilizado como un instrumento más. Parece un fraude, pero es el mejor de los elogios que se me ocurre. La armónica de Feltham hace las veces de un teclado más,  junto al harmonium y órgano. No hay sintetizadores. Y la orgánica de los otros instrumentos balancea un sonido carnoso, vibrante,  palpitante, reflexivo, inteligente, romántico e intelectual. Esto debió de ser el kraut rock en los 80. La voz de Hollis crea escuela. Y Steve Hogarth es su mejor y más dedicado alumno. Las explosiones de sonido no vienen forzadas como en el llamado post rock. Es un ente vivo que serpentea  tu psique con total libertad pausada. Ante todo,  mucha calma. "Eden" y "Desire" se suceden sin que te enteres cuando comienzan o terminan. Tampoco importa mucho. Es el estado somnoliento y relajado lo que pretenden y consiguen. Toda la cara es una "jam compuesta" que desborda magia y sentimientos agridulces. 



Otros tres temas susurran la cara B. "Inheritance", "I Believe in You" y "Wealth". El canto de Hollis es una plegaria, puro "cante jondo" del alma. Algunos momentos instrumentales rozan el Canterbury más experimental,  sin resultar nunca chocante ni inaccesible a un profano. Musica de cámara para la capilla ardiente de un faraón sideral.




Cuánto han aprendido los actuales (y no tan actuales) Marillion, de éste álbum. No sólo ellos. Steven Wilson / Porcupine Tree / Tim Bowness / No Man......Mikael Akerfeldt (Storm Corrosion), Anathema, Ulver, Sigur Ros, Richard Barbieri o todos los "illuminati" de la Kscope factory. El disco vendió 60.000 copias, que para el momento fue una hostia comercial guapa. Añadase que no se acompañó con el obligado video-clip, ni single, ni hubo gira promocional (se negaban a tocarlo tal cual, con un par). Fueron rescatados por Polydor para dos álbumes. Se quedó en uno. "Laughing Stock" (1991), con la misma pretensión al recogimiento espiritual, (o a reírse de los ejecutivos), igualmente recomendable. Poco después se disuelven. Ahí queda eso. Quemando los barcos con genio y figura. "Spirit of Eden" es el disco perfecto para fundar una secta. Plena santidad a través de música libre. Ahora Mark Hollis la disfruta en alguna parte.
J.J. IGLESIAS







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