Explorar y rebuscar buenas bandas progresivas en la red puede ser una tarea trabajosa, pero fascinante. Es un bosque lleno de setas, todas de atractiva apariencia, aunque en más de una ocasión, mortalmente venenosas.
Así que cuidado. Otras veces requieren de una segunda escucha, porque lo que parecía negro, puede convertirse en multicolor después de un atento análisis. Es lo que me pasó con los rusos The Gourishankar. Que en un principio los metí en el saco metal-prog, pero algo había en la ecuación que se me escapaba. Para definirlos luego con más tranquilidad, dentro de un sólido y actual prog, muy atrayente en arreglos y con su deuda al patrimonio histórico progresivo. Antes de "Close Grip" (o más bien a la vez), habían lanzado "2nd Hands" en el mismo año. Dos obras de golpe para darse a conocer, y luego un largo silencio hasta 2016 con "The World Unreal".
En "Close Grip" firmaban créditos Vlad MJ Whiner (cantante solista), Alexandr "Nomy" Agranson (guitarra, coros), Doran Usher (teclados y programación) y Lat Heady (electronics y loops). La batería corrió a cargo de dos invitados, Alexander Vethkov y Nail Maksonov.
En el comienzo, "Gripped by Fear" (2'04) presenta un soundscape cinematico que podría ser el inicio de una película con temática fantástica. "Insomnia" (7'28) nos da a conocer a su estupendo cantante Vlad Whiner, que recuerda bastante al Geddy Lee más moderado de los 80 en adelante. El estilo tiende al prog - espectáculo USA de bombastica naturaleza y flirteo metal prog, que nunca llega a materializarse. Gente como Tiles, Magellan, Shadow Gallery, Enchant, Presto Ballet o Spock's Beard, por citar algunos, dentro de aquel renacimiento progresivo americano de los 90. La guitarra de "Nomi" Agranson despista por su orientación metálica, (aunque a veces se arranca por Holdsworth). Por eso los encuadre en una primera toma de contacto en el metal - prog. Pero la suma de otros ingredientes, principalmente hard rock, neo y prog / pomp, hacen ampliar horizontes a una banda que hasta apuesta fuerte por la electrónica. Todo con una salvaje profesionalidad y excéntricos arreglos teclisticos no alejados de los últimos Fates Warning u OSI.
"Sweet Earth" (8'07) no abandona el sinfonismo duro del trío canadiense, muy bien ornamentado por sintes analógicos en mezcla con otros de más reciente factura. El cantante sobresale con pasión y credibilidad, la guitarra aporta tensión y nervio y el tándem rítmico atrapa con cuidada pulsación matemática. Un excelente tema que de preguntarme a ciegas, lo situaría sin dudarlo en USA.
Una pequeña ensoñación surrealista supone "In The Hope" (2'17), perfecta para la casa de los juguetes en la escena de "Blade Runner". Nos lleva a "Wind of Night" (8'59), que es como si Coheed and Cambria tuviera su base en los teclados más que en las guitarras. Los dos teclistas en The Gourishankar se diría que tienen repartidos los bancos de sonidos. Uno más novedoso, y otro más tradicional y vintage. En su desarrollo descubrimos su perfecta adaptación al hábitat pomp cuando se requiere. Otra baza a favor de ésta banda son sus inesperados arreglos, producto seguramente de su procedencia. Suenan americanos, pero los giros y quiebros musicales aquí expuestos no son nada comunes en el prog USA. Además de que tocan como animales.
"Autumn Frost" (10'57) comienza con eclesiástica coral del medievo, para dar volantazo y parecer una power metal band al estilo Sabaton. Que no cunda el pánico, es sólo un efímero susto pasajero. Para centrarse en su marca registrada con los Rush de "Test For Echo" o "Clockwork Angels", en sintonía con algún guiño Petrucci, melodías étnicas que vielven al oscuro medievo, y reflexiones al piano bajo ondas electrónicas de modulador......y sintes emersonianos con un bajo a la Jaco Pastorious. Todo de golpe y sin avisar. Éstos hechan las viandas a la bandeja como en un buffet libre, sin talento alguno. Pero no se empachan ni se les corta la digestión. Porque hay una férrea organización compositiva de alto coeficiente.
"Close To Death" (3'13) es otro de esos momentos cinéfilos que gustan recrear instrumentalmente, y de modo raruno. Así termina éste desconcertante (por asombroso) álbum. Pero no se vayan, que aún hay más!
Como bonus final, (éstos son 90s hasta en eso), nos regalan una versión del "For Nobody" (4'39) de Gentle Giant, llevada a su terreno con habilidad, sobrada pericia, vumetros en rojo y convincente resolución hard rock.
Extraordinario final y oye, qué buenos son los rusos éstos. Su primero es igualmente recomendable, (lo escucho mientras escribo esto), y me obligo a prestar atención al más reciente "The World Unreal", porque éstos tíos son cosa fina, fina, filipina.
J.J. IGLESIAS
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