No podía dejar pasar por alto esta sensacional banda fundada en Alzano Lombardo en 1997.
A finales de los 90´s se trataba de un grupo muy joven de músicos empapados en el clasicismo setentero y con un buen arsenal vintage analógico en los teclados Hammond, Fender, Mellotrón y Moog. De hecho, es una agrupación italiana muy volcada al teclado y al desbordamiento típico de técnicas emersonianas. El uso de la flauta y ocasionalmente el clarinete evita en parte equipararlos directamente con ELP, Triumvirat o Goblin pero indiscutiblemente su marca es la típica de esas bandas. Ritmos rápidos complejos y música vertiginosa emparentan directamente una parte importante de la escudería del RPI en las formas que ya emplearon Banco o PFM en sus primeros discos. Aunque como digo su instrumentación utiliza guitarras acústicas e instrumentos de cuerda y viento pero el peso de la composición recae en los teclados de Michelle Mutti un tipo con una interesante digitación. Con la edición de este primero de sus dos álbumes empezaron el siglo XXI como una promesa interesante, lástima que se quedaron en poco más de dos discos de estudio si añadimos un live en USA y alguna grabación pirata de festivales prog. Para los amantes del Hammond y su inconfundible sonido a vieja madera será una delicia escucharlos, lo mismo que los que disfrutan con densas capas de mellotrón.
Rock sinfónico de primera clase bellamente cantado en italiano, con bonitas melodías y elegantes vuelos de moog synthesizer. Consecuentemente su sonido pertenece a ésa época y está dirigido rotundamente a los defensores de lo épico y si bien las piezas no van a grandes longitudes del tiempo sí que en temas de 6 a 8 mtos pueden desarrollar todo el argumentario sonoro con toda rotundidad. Las seis cuerdas tienen un protagonismo completamente acústico y al lado de los pasajes de flauta dan al disco momentos realmente pastorales muy afines a los grupos del país transalpino durante esa década querida por todos donde la música era verdadera y se utilizaba constantemente la fina orfebrería en la composición sin la necesidad de las saturaciones que caracterizan el prog moderno.
Hay una bonita pieza llamada “Il Volo” que asegura el buen uso de lo vintage y de lo natural. El daliniano título de “la persistencia de la memoria” nos trae recuerdos del Emerson con su gran piano y sus complejas escalas y su final “Aquario” presume de un vanidoso moog que en realidad es igualmente protagonista de esta grabación y que se eleva sobre nuestras cabezas mientras el hammond organ o el rhodes se entretienen a la vieja usanza fundiendo adecuadamente nuestros oídos.
Alberto Torró
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