Al parecer este primer trabajo es el proyecto de un solo músico con algún que otro colaborador no acreditado. Dmitri Loukianenko es el nombre de este compositor, teclista y hombre orquesta procedente de la ciudad de Novgorov en la Federación Rusa actual.
Nos encontramos con otro de los innumerables casos de músico con profunda formación académica y bien educado y empapado en el prog rock clásico. Rusia es una fuente sin fin de instrumentistas a otro nivel superior. Conforme me adentro en el tiempo contemporáneo de ese país, más me asombro de lo que al rock sinfónico podrían haber aportado si no hubiesen tenido 70 años de terror y oscuridad socio política. Conozco bastante bien su música clásica desde que era muy joven: sus compositores y parte de su literatura, sin ser un lector compulsivo, que no lo soy. Pero la música ha adsorbido la práctica totalidad de mi tiempo a lo largo de muchos años y también algo de su historia. Leer, escribir, dibujar, pintar y oír música durante todos los días me habría consumido demasiado tiempo sin contar el que perdí en el asqueroso y rutinario mundo laboral. Dejar espacio a la vida normal, sencilla y despreocupada es necesario ya que también es una parte importante de nuestro día a día. Desde luego la vagancia y desilusión por las cosas cobra terreno conforme envejeces. Es curioso ya no trabajas, pero pierdes interés por cosas que antaño te gustaban. Luego escriben aberraciones como que el trabajo te hace libre.
“Rokus Tonalis” está estructurado como si de una obra académica se tratase: Preludio…prima…secunda…tertia…pastoral…molto largo…hymn… postlude etc etc. A la mente te van a venir ELP por la dinámica y forma en la composición. Todo instrumental porque la voz recitada o hablada solo en pequeñas partes locuelas ejerce de un efecto más. Música pura de Hammond, sintes, pianos y orquestaciones endiabladas que pondrán de los nervios a los que aborrezcan de música cambiante y compleja y a los alérgicos al rock sinfónico clásico por la gloria de mi madre. Por eso digo que no se deben regalar discos de rock sinfónico a nadie normal y cotidiano porque es posible que dejen de hablarte y te miren mal. No es una broma. Tiene sus ventajas porque dejan de darte el coñazo con otras cosas musicales que no te interesan. Si eres un prog y alguien desconocido te hace la pregunta tópica de ¿y a ti que música te gusta…? diles que ninguna. Funciona. No te líes en explicaciones que es perder el tiempo. Luego está la otra pregunta típica y repelente en caso que pintes cuadros… ¿y esto que significa? Nada. La manía de que las cosas tengan que significar algo me agota y aburre.
No hay nada más abstracto que la música instrumental. Toda ella. Desde una minimalista pieza para piano solo hasta una gran orquesta con coros sin letra. Los 16 mtos del sermón debajo del agua tienen su coña con conversaciones absurdas al principio y luego ocasionalmente insertadas con un desarrollo instrumental de sintes apabullante con algún que otro respiro pianístico. Aquí los apuntes son diversos hacia la fusión jazz, lo contemporáneo y lo clásico pero con un toque muy particular y atrayente. Un disco especialmente indicado para teclistas amantes de las variaciones caprichosas y sonidos complejos.
Alberto Torró
Temas
1Prelude1:27
2Prima (Blessed Paul's Phantoms)7:27
3Secunda (Sliding On The Surface)5:09
4Tertia (The Destruction Of Faena)12:07
5Pastoral5:56
6Underwater Sermon16:13
7The Valse At The End Of Times11:05
8Molto Largo (Calm Light)4:17
9Walking Down The Burning Scores2:06
10Hymn3:39
11Postlude2:27
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