Bueno al parecer este disco junto con el anterior y el siguiente formarán una trilogía sinfónica que será el principal cuerpo de trabajo de esta banda. Si el anterior ya era excelente este posiblemente sea incluso mejor. Estamos en el ecuador de su carrera y su estilo sigue con las peculiaridades que cada semana hablamos. Conforme avanzamos en su discografía tanto la calidad va en aumento, así como su originalidad y su cada vez más lejano parecido con otras bandas modernas.
Al sexteto habitual se une Gary Green el que fuera guitarrista de Gentle Giant y esto le imprime un carácter reconocible a la música hacia una mayor complejidad y riqueza si cabe. Green colabora en más de la mitad del álbum ya que son los temas de mayor duración donde reconocemos sus valiosos servicios. Extraños acordes, solos retorcidos y su toque inconfundible recorren las partes instrumentales más interesantes. Galgano teclista es un tipo complejo y muy técnico porque no cualquiera puede tocar con un miembro del gigante gentil alegremente. Requiere dotes que pocos tienen. Generalmente la música de Izz huye de convencionalismos o estructuras típicas del prog al uso y sorprende con influencias a veces ajenas de lo que consideramos progresivo pero siempre ricas en su argumento aunque naturalmente la clave está en la manera de utilizarlas con inteligencia. Las voces femeninas se hacen de rogar como en todos sus discos, pero al final son un auténtico placer. No olvidemos que las armonías vocales son también su fuerte. No puedo evitar acordarme ligeramente de los Beatles cada vez que la voz masculina entra en acción generalmente en las partes más pausadas y melódicas. Bonitos pianos, excelentes solos de sintetizador, guitarras orgánicas y con alma etc.
Los elaborados y magníficos temas 5 y 6 de 13 mtos cada uno forman la larga suite del trabajo. Son gente detallista que se toma su tiempo en la composición tan rica de matices y tan generosa en melodías. La clásica banda que gana con cada escucha porque interviene mucho material sonoro a descifrar. Al no entrar a la primera nos exigen atención por la alta concentración de aditivos que lleva su música siempre con base clásica y sin embargo son super agradables de escuchar. Lo complejo y adictivo a la vez, pero siempre amable que al final acaba siendo fácil. Es la clave de la música: no aburrir y no resultar pesada pero a la vez rica, variada y compleja. Esta fórmula es mucho más complicada de lo que parece.
Cuando llevas escuchadas tropecientas mil bandas progresivas solo un pequeño porcentaje acaba por sorprenderte y esto tiene su lógica naturalmente porque también el nivel de exigencia aumenta y con ello no quiero decidir que cuanto más complicado mejor y esto lo digo constantemente porque a veces esa chispa que encontramos no tiene por qué ser un problema de mecánica cuántica sino de sensibilidad.
Alberto Torró
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