Un curioso trío británico se ha puesto manos a la obra para revitalizar el panorama new-kraut mundial. Entre ellos, un "no-músico", como solía decir Brian Eno, pero que a veces pueden ser una baza fundamental por su perspectiva "desde afuera" del meollo musical. Me estoy refiriendo a Steve Davis, seis veces campeón del mundo de Snooker (modalidad de billar), dj y ocasional colaborador de la revista Prog. Parece que al buen hombre le dió por comprarse un sintetizador modular, y arrancarse por su loca pasión hacia la loca apasionada música.
Para ello en 2017 se monta unas jams con dos experimentados músicos de la actual vanguardia, Mike York (Coil, Guapo) a los sintes, y el sensacional Kavus Torabi (Gong, Cardiacs, Knifeworld, Guapo) a las guitarras y devices varios. El resultado es positivamente sorprendente y revelador. Con el modular de Davis usando sonidos analógicos como bolas en complejas estrategias de carambola. No podía fallar. Y menos con guardaespaldas tan solventes para cubrir y llenar cualquier hueco que quedara al descubierto. De los 200 minutos grabados, se eligieron 40. Se incorporaron overdubs de harmonium, gaitas, vientos y percusiones, y el resultado es música instrumental de vanguardia con bases rock, kraut, minimal, ambient y psych, muy psych. Eso es lo que nos interesa. Salvo dos excepciones, los temas no pasan de los 4 - 5 mts, pero poseen la suficiente densidad para abstraerte descifrando sus proposiciones sonoras.
En la inicial "Emerald Tablet" por ejemplo, Kavus Torabi recuerda a maestros como Pinhas o Fripp, en un magnético mejunje de sonidos que convencen al instante. Dicen que para "Konta Chorus" se inspiraron en el ritmo del plato en el "Metal Gods" de Judas Priest! Lo que está claro es que el resultado es muy distinto. Totalmente cinemático y descriptivo, como una fantasía casual de Can mezclada con algún "elemento incontrolado" de la factoría Brain. Ambient de diseño, con sonidos más actuales nos presenta "Swimmer", sin perder el lado ultra-onírico de su vocabulario, como en "Unquiet Boundary" o "Pickman's Model". Donde la improvisación melódica casi es otro instrumento más en la propuesta de la casa. Y posiblemente es el mayor fuerte de The Utopía Strong.
"Transition to the Afterlife" casi se acerca a los seis minutos de dimensión desconocida, con cierto añejo y delicioso sabor a Ash Ra Tempel que le sienta estupendamente. En pugna con frippertronics de nueva generación, presentando a un alumnado aventajado en las teorías, enseñanzas y filosofías del gurú Fripp.
La más extensa del álbum, "Brainsurgeons 3" (10'45) lleva el hipnótico minimalismo de un bajo a la Holger Czucay, que se presta para lo que ellos llaman "una posible mezcla para pistas de baile, puesta al lado de otras piezas de ése estilo, a ver qué pasa".....como una curiosidad experimental dentro de sus intenciones. La verdad es que claramente suena a Can. Y cualquier material de los inmortales teutones se presta para la pista, con un mínimo tratamiento de mezclaje. Es posible que en ésta pieza esté el sustrato y alma del futuro musical de The Utopía Strong. No está muy lejos de una "vanguardia dance" a poco que se lo propongan. Orgánica y de banda, nada de artificialismos fraudulentos de un tipo con un portátil y un usb, habiendo previamente grabado todo "su concierto". Aquí los extremos se tocan con seriedad y honestidad creativa. Y ahora mismo recuerdo ésa rotura de moldes que supuso "E2E4", de Manuel Gottsching.
"Do You Believe in Two Gods" (quizá un título que tenga que ver con lo comentado!), es pura reiteración evolutiva tan necesaria en un "producto" kraut de primer nivel. Y éste, señores, lo es. Finaliza éste sorpresivo debut con "Moonchild" (8'32), con overdubs de gaitas tratadas y susurrantes voces fantasmagóricas femeninas. Adentran la espesura textural de una irreal pieza, que está más cerca de una psicofonia de Saturno, que de tres amigos disfrutando de un buen momento en cómplice camaradería musical. Ya anuncian segundo álbum, así que la cosa parece que va en serio. Son muy capaces de "jugar a tres y cuatro bandas", sin problema alguno.
J.J. IGLESIAS
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