Qué puede hacer una banda que ha dedicado su actividad a homenajear al loco maravilloso Frank Zappa? Que viven y respiran su música por todos los poros de sus instrumentos? Pues crear la suya propia, pero continuando el homenaje y la admiración eternas.
Es el caso de los belgas Captain Cheesebeard y su multiformación de diez miembros. Sección rítmica, percusionista vibrafonista, dos teclistas, cantante femenina y sección de viento con saxo, trombón y trompeta. Todos comandados por su líder Johan De Coninck (guitarras, voz). Desde Bruselas "a Montana", se marcan en 2015 el debut "Symphony for Autohorns". Un espléndido ejercicio de estilo zappero elaborado con amor (de Mother) y pasión hacia el maestro.
Comienza la fiesta con un acertado consejo moral, "Avoid the Humanoid" (5'49), en una engañosa línea space rock - spoken word a la Gong, que pronto nos lleva a los límites de "Apostrophe" o "One Size Fits All". La voz masculina recuerda al genio del mostacho, insertando sus líneas clavadamente igual. Aquí hay muchas horas estudiando a Las Madres del Invento. A pesar de su evidencia, los citados Gong también me parecen una influencia. Es un temazo que no hubiera desentonado en un disco clásico de Zappa.
"Righeousness and Wieners" (5'01) es como un tema de Whitesnake, pero pasado por la trituradora estilística, y vuelve a estar más cerca de los "Camarillos Brillos", que del hard blues de Coverdale. Los vientos están estupendos, el Hammond "progresiviza lo ya progresado", y asistimos a otra regresión al estudio donde se grabó "Over-nite Sensation".
Un honesto homenaje a "Inca Roads" parece "Symphony for Autohorns" (9'05), con tremenda guitarra "whawhera" y toda la banda irradiando clase. No falta en su sonido marimbas y demás derivados percusivos, como si Ruth Underwood se hubiera colado en la sesión. El piano eléctrico emula a George Duke, demostrando que Captain Cheesebeard están altamente cualificados para abordar cualquier estilo. Aquí hay un fuerte componente jazz rock, de total base instrumental y finura desmedida en las seis cuerdas.
"Tash and a Guitar" (5'58) nos devuelve a los más blues-soul, con el mismo cachondeo virtuoso del fumador socarrón añorado. Lleva el sello de aquellos temas en que invitaba a Johnny Guitar Watson. Mientras que "Coma Aroma" (6'24) es del estilo dub sarcástico que inspirara un "The Torture Never Stops". Con voz femenina, órgano y Rhodes ambientando la parodia, mientras rompen la paz el vibrafono + vientos, con el asumido estilo absoluto del maestro. Esto no sólo es muy bueno, es eufórico, entusiasmante, para regodearse en un pasado glorioso sin nostalgias. Creando nueva-vieja música desde sus mismos parámetros y enseñanzas. Una gozada.
Otro desmadre es "The Hunt for the Black October" (4'42), que no sé si irá de submarinos, pero el "feel Dirty Love" no se lo quita nadie. La guitarra sigue explotando en climax de notas bien ordenadas. Que esto se esté haciendo hoy día, habla claramente sobre la valía de Frank Zappa y su contribución a la nueva "música clásica". Sigue el friki-cachondeo en "March of the Fat Vegan Legion" (8'52)......Acaso crees que hubiera dejado en paz a ésa plaga de pequeños dictadores gastronómicos el tío Frankie? Naaaaa. De hecho se lo estaría pasando dpm con todo el panorama mundial lleno de tontería y tontos gobernando. El mundo se ha convertido en un inmenso parque temático de la estupidez. Y Zappa estaría ahora como gorrino en barrizal, (acertada comparación). Menos mal que tenemos al Capitán Barbaqueso......
Finalmente "Bureaucratic Lullaby" (5'14), con una susurrante voz femenina a la Gilly Smith, vuelve a traerme a Gong a la mente. En un atmosférico pero corrosivo tema, que llamándose " la nana burocrática ", ya imaginas a qué sector va dirigido....En definitiva, un sensacional disco que recomiendo de todo corazón, y que parece que al fin va a tener descendencia en un EP, "Deadwood", recién editado.
Lo que le hace falta a Dweezil Zappa para su aceptación total por la parroquia de su padre, lo han hecho unos colgaos en Bélgica. Hacer material propio de alto nivel y lo suficientemente convincente, como para obtener el visto bueno del propio Frank. Hasta a él le gustaría, qué diablos!.....
J.J. IGLESIAS
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