Cuando el interesado en los italianos Ifsounds accedía tiempo atrás a su portal oficial www.ifsounds.com y pinchaba sobre la sección “About Ifsounds”, pronto podía enfrentarse al siguiente texto: «1993-2000: La banda comienza su actividad tocando versiones (de Pink Floyd, Queen, The Police, etcétera) y algunas composiciones nuevas».
Curiosamente esos tres grupos citados resultaban la base en 2008 de lo que Morpho Nestira atesoraba cual trabajo totalmente artesanal de los por entonces If y que se escapaba de las directrices convencionales de cierto rock progresivo encallado en el estándar. Habían pasado dos años desde el CD The Stairway y el guitarrista Dario Lastella, junto al resto del proyecto, caminaban ya a pasos agigantados. Morpho Nestira tenía un poco de todo y para todos, desde del rock duro con tintes melódicos (“You Need”) a la bossa nova experimental (“Morpho Nestira Part 1”), una estética musical colindante con la escena siniestra de los 80, aunque agrandando sus miras con cambios sinfónicos de persuasión probada (“10 Years Old”), o bello art pop escorándose al adult oriented rock contemporáneo (“Oceans Of Time”).
En septiembre de 2009 If cambia su nombre por el definitivo Ifsounds. El 1 de junio de 2010 aparece un recopilatorio gratuito que sirve de cierre para la “etapa If” y abre idealmente la “era Ifsounds”. Entre los temas del trabajo se ofrece una inédita composición titulada “Don Quixote”, creación que será la primera de Ifsounds y de su nueva formación con Elena Ricci y Enzo Bellocchio.
Llega por tanto el momento de asentarse cual Ifsounds, y la mejor manera de hacerlo es ofreciendo un larga duración totalmente nuevo, sin perder la esencia de aquellos If pero vigorizando la etapa que se estrena con una visión todavía más abierta. Y eso es Apeirophobia, palabra que no sólo agarra con una sola mano los cinco cortes de este CD, ya que también pone título al bistec que se reserva esta pitanza musical. Las cuatro piezas que preceden a la extensa –rozando los treinta minutos– “Apeirophobia” sinceramente se asemejan a un proceso de preparación, de aclimatación a un ambiente cambiante que el oído inexperto necesita ir reconociendo con extremo cuidado y que desde los primeros compases nutrirá a los ya talluditos en estas experimentaciones o quiebros de tempo. Así, “Anima Mundi”, “Summer Breeze” –preciosa–, “Last Minutes” o la corta e instrumental “Aprile”, subían y bajaban por la montaña rusa que son sus planteamientos estilísticos en aquel 2010.
Pero centrémonos en Mela Rossa (apocalíptica obra literaria escrita precisamente por Dario Lastella, líder absoluto del conjunto), una narración que nos traslada al mes de noviembre de 2012. Se puede decir que el misterio de la historia arranca por medio de una frase premonitoria: «La manzana roja cruzará pronto esta ventana». Estas palabras son repetidas en Termoli, Italia, por cuatro pacientes autistas del terapeuta musical Gianni Vincenzi. Una de sus enfermeras sube a Internet uno de los vídeos que ha grabado a este cuarteto de chicos que, pegados al cristal de una ventana, no paran de agitar brazos y cabezas mientras repiten ese augurio que es casi ya un mantra para ellos. En pocos días la grabación que se ha hecho a estos muchachos recibe millones de visitas en la Red de redes y el vídeo se convierte en un fenómeno de masas a nivel mundial. Antes de que termine el mes de noviembre se empiezan a suceder terremotos e inundaciones de una punta a otra del globo terráqueo, algo que lleva a un gran número de sectas y de personajes “iluminados” a sacar la conclusión de que los jóvenes pacientes de Vincenzi están en realidad comunicándose con fuerzas alienígenas dispuestas a tomar nuestro planeta. Poco a poco la alarma crece y se alcanza a crear un Gobierno Mundial de Emergencia; incluso se llegará a tal extremo que un banquero, George Mason, presidente del Banco Mundial, dirigirá de forma dictatorial el Nuevo Orden Mundial con la única intención de impedir cualquier ataque extraterrestre, al igual que la más mínima alianza humana con los habitantes del exterior. Primer objetivo: neutralizar a Gianni Vincenzi y a sus cuatro muchachos, los chicos de la Manzana Roja.
por Sergio Guillén
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