Es ciertamente curioso el paralelismo entre las agrupaciones Be-Bop Deluxe y Utopia. Ambas fundadas por músicos inquietos en su creatividad: la primera formada en 1972 por el británico Bill Nelson; la segunda, nacida en 1973, es hija artística del norteamericano Todd Rundgren. Ambas publican su primer elepé en 1974. Y aunque a Be-Bop Deluxe se la quiere meter inicialmente en el saco del glam rock y a Utopia en el del rock progresivo, las dos tienen en común la forma de entender el art rock cual etiqueta sin barreras. Utopia editará en 1977 su apuesta por la hermandad entre el power pop y el rock melódico titulada Oops! Wrong Planet; pero es que un año antes ya se podía hallar un predecesor en el cuarto trabajo de estudio del grupo de Nelson, ese vinilo al que puso por nombre Modern Music.
Para 1975 únicamente quedaba Bill dentro de Be-Bop Deluxe de lo que había sido el primer quinteto –pronto cuarteto– en aquel 1972 de sus comienzos. Simon Fox (batería), Charlie Tumahai (bajo y coros) y Andrew Clark (teclados) grabarían junto a Nelson tanto Modern Music como el canto de cisne del proyecto que fue el siguiente Drastic Plastic de 1978. Al disco aquí analizado se lo considero como su vinilo americano, ya que está totalmente influenciado por todo lo que estaba sonando en la FM estadounidense en aquel periodo de tiempo. Ellos, que estaban realizando su primera gira por Norteamérica ese mismo año, y que llegaron a telonear a grupos como The Tubes, Styx o Patti Smith, quedaron fuertemente marcados por toda aquella cultura; sobre todo Bill Nelson, único autor de la totalidad de la música y textos de Modern Music –como igualmente lo había sido del temario de sus anteriores elepés–.
Bill busca aquí hacer un retrato de la América soñada que ahora por fin vive en sus carnes; un relato capturado de sus días en la carretera, ya que Nelson se ve obligado a escribirlo en pleno tour USA. El rock melódico está siempre presente en Modern Music, ya sea en los temas proto AOR “Orphans Of Babylon”, “Bring Back The Spark”, “Kiss Of Light” o “Dancing In The Moonlight (All Alone)” como en sus característicos requiebros art rock (“Twilight Capers”, “The Gold At The End Of My Rainbow”, “Down On Terminal Street). Y entre todo aquello incluye una suite en seis partes titulada como el álbum, un espacio en el que Nelson muestra la cara pero también la cruz de esos Estados Unidos y de sus habitantes –“Esta vida dañada va a peor y me siento como a medio universo de distancia. Dejé mi hogar tiempo atrás para luchar contra las criaturas de los USA... Y tú me dices que este mundo de neón es libre”, canta Bill en “Lost In The Neon World”, la cuarta pieza de esa suite en la que también se encuentra la ya citada “Dancing In The Moonlight (All Alone)”. Un disco premonitorio de lo que habría de llegar en los siguientes años a la escena pop y rock, pero que incomprensiblemente a día de hoy únicamente se recuerda cual obra de culto.
por Sergio Guillén
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