Inspirados como muchos otros contemporáneos por el desparpajo de la British Invasion, este quinteto australiano publica desde 1965 a 1968 cuatro LPs donde el beat y el rock & roll son puntales, vigas madre para unos músicos resultones. Inicialmente será el vocal Stevie Wright el que más veces comparta créditos junto al guitarrista George Young –hermano mayor de Angus y Malcolm Young, miembros de AC/DC–, aunque para principios del 69 Harry Vanda cerrará el dueto creativo junto a George.
Salen de Parlophone para firmar bajo Polydor, sello con el que se sueltan las melenas y toman conciencia de otra estética más acorde con el final de década. En cuanto a su sonido, no es que se recrudezca, pero sí encamina el zapatazo a unas bases rítmicas más rotundas, hasta más pensadas si se quiere medir el asunto con el termómetro de la espontaneidad.
“St. Louis”, una locomotora que se abre como tal gracias a la introducción de la batería y el bajo, es canción fundamental para palpar a estos renacidos The Easybeats que no se avergüenzan de lo que les movía un año antes, aunque ahora son capaces de visualizar desde dispares perspectivas. Algo así como el salto sustancial entre el sonido de The Small Faces en relación al combo The Faces.
“Friends” constituiría un “Pinball Wizard” (The Who) empaquetado por Vanda y Young, pero con esa acústica tan Pete Townshend. “Rock & Roll Boogie” sigue los mismos raíles que el primer corte del vinilo, algo con lo que no comulga “Train Song”, más dirigida a inventar “Long Train Runnin’” cuatro años antes de la edición del disco de The Doobie Brothers en el que se contendría tan irresistible sencillo. Hasta para cantar “Woman You’re On My Mind” son totalmente Leadbelly; nada de The Beatles para este 69. Tiempos de cambio a mansalva.
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