Cuando una banda progresiva se plantea que aportación va a dar al estilo puede tirar por caminos de diferente dificultad. Están los juramentados fans de un grupo concreto que lo que van a hacer es seguir el camino de sus ídolos y por consiguiente no los saques de su amor incondicional. Luego están los de un poco de fulano y otro de mengano y así hacemos un “crossover” y finalmente los que tienen el papel en blanco con ideas propias y diferentes a la media. Generalmente la gente que monta una banda debe tener un líder. Normalmente es el que compone y el que organiza hasta los ensayos. Marca la línea a seguir. Cuando se consigue tocar una música original la mayoría de las veces hay una sola cabeza pensante y si tiene la suerte de encontrar gente que se adapte perfectamente a su idea, ese grupo va a funcionar. Haced un repaso de todos los grupos que os gustan y os daréis cuenta de lo que digo.
Pero que ocurre cuando dos gemelos casi idénticos hacen una música original. Una perfecta simbiosis. Entraríamos en el terreno de la biología genética. Imaginad si uno tuviese cuatro hermanos gemelos (pobre madre) y todos músicos, pues según su formación musical sería la banda perfecta o el desastre completo. La simbiosis y compenetración de ideas entre los hermanos Payssan consiguen lo dicho. Lo primero es un concepto. Una música basada en una argumentación cultural con el rico legado del pasado y a través de ese mundo imaginario o de leyenda construir un discurso sonoro. Si tenemos en cuenta que el hecho de “hacer música” entra dentro del mundo de la ocurrencia podemos entender claramente lo complicado del asunto. Efectivamente un invento es una ocurrencia. Pero al componer música no estamos inventando, estamos desarrollando una cosa ya “ocurrida”. Yo empleo casi siempre el símil de la gastronomía, la cual siempre evoluciona sobre una basa ya conocida.
La música es una “lenta evolución” que cambia sus sabores dependiendo de la técnica o mejor dicho de la tecnología del momento. Pero resulta que las notas siempre son las mismas. Los 12 semi tonos de una octava son la base de la ilusión sonora que solo depende de la imaginación matemática en ordenarlos en sus casi infinitas combinaciones que dependen de los armónicos y la altura de las notas. No complico más la cosa. Luego está la interpretación que hace el oído. Cuando entendemos que una música es buena o interesante es porque hemos hecho buen uso de esa práctica. La base para que esa magia funcione. Los que ejecutan música determinada como rock progresivo conocen perfectamente el cromatismo del asunto. En esencia la técnica de la composición.
Al escuchar la “Source” las consideraciones de lo que os he hablado se ponen en práctica: arreglos, armonía, organización, ritmo, timbre, contrapuntos, acentos, brillos, intensidades. No es solo rock and roll naturalmente. Es música bien articulada y muy bien hecha. Elegante. Alejada de lo fácil pero siempre en el camino de lo emotivo y sugerente. Este no será un disco para todo el mundo. Suena a veces como algo atemporal e incluso chocante pero ahí estás tú para poner la clave del asunto.
Alberto Torró