Una obscenidad me parece el hecho de que el vinilo de éste álbum, editado el pasado Octubre, esté ya por los 120 pavos en Discogs. Estamos locos o qué? Así se montan una nueva galería de carísimos en cero coma. Comprendo que valgan cantidades respetables piezas de décadas pasadas. Pero éste tiene un mes. One more timo de la estampita for the road. En fin, a lo que vamos. Está claro que el pollo gordo del virus juerguista, que sólo va a bares y conciertos, va a cambiar muchas cosas.
A Kadavar ya les ha dado el yuyu estilístico. Simon Bouteloup (bajo), Christoph Bartelt (batería, mesa de mezclas) y Christoph Lindemann (guitarra, voz) se han armado de teclados galore y dejan, al menos provisionalmente, su rol Blue Cheer / Black Sabbath aparcado. Ciertamente en su material pasado teníamos desarrollos de alta lisergia y espiral progresiones. Pero nunca, nunca, como ahora. Las "Cintas del Aislamiento" los ha hecho introspectivos, tristones. Acaso el estado anímico al que los gobiernos quieren llevarnos?.....Han visto su legado histórico, (son de Berlín), y han procedido consecuentemente. Antes que nada déjenme decir algo que si no lo hago reviento. Éste disco va a ser para Kadavar, lo que "The Astonishing" para Dream Theater. O "Damnation" para Opeth. El foco de iras y mofas por parte de ése sector inmovilista y cazurro que no ve más allá de la electricidad descontrolada. Títulos éstos que, al margen de estilos y clichés, son para verdaderos amantes de la música. En el caso de "Damnation", una obra maestra irrepetible. Bien, pues Kadavar ha dado ése paso valiente. Ése "hacemos lo que nos gusta, o lo que nos dicen que hagamos?" Obviamente han tirado por lo primero. Opción 70s, claro. Y evidente es que la sombra del Pink Floyd pre-"Dark Side" está muy presente.
Los teclados lo dominan todo como en un disco de Wallenstein. "The Lonely Child" (6'19) así lo expresan, con la gélida bruma floydiana de ambiente fantasmagórico. Excelente introducción puramente progresiva (olvida el stoner), facción psych-space. Y guitarras languidas gilmourianas que exceden tu capacidad de sorpresa. Esto es bueno. Muy bueno. Y muy alemán, también. Recuérdese que los Floyd fueron punto de referencia kraut en los 70. Coherencia, divino tesoro.
"I Fly Among The Stars" sigue levitando entre "Meddle" / "Obscured by Clouds" con melodiosa voz de Lindemann y deliciosa parsimonia. Sin silencios ni interrupciones en toda la cara, "Unnaturally Strange (?)" es pura psicodelia digna de Amón Duul II, Lava o Guru Guru. La continúa reproducción sigue en "(I Won't Leave You) Rosi". Ésta es de esas desesperadas con las que le gusta fustigarse a Roger Waters, de acústicas estratégicas y sentimiento corta-venas. Más Floyd de lo que serán éstos ya nunca. La banda de Nick Mason podría tocarla y los fans ni lo notarían. Soberbia recreación, casi en el espíritu de Syd Barrett. Brutal. "The World is Standing Still" es otra maravilla con aromas a weed, patchouli, Jane, Eloy o Gila. Alumnado teutón 70s de sobresaliente claro. "Eternal Light (We Will Be On" (5'54) abre la cara B con más psicodelia casi naif, pero muy inteligente.
La beatleliana (o casi Ozzy, no hay tanta diferencia!), "Everything is Changing", es otro caramelo de los sueños etapa "Abbey Road". Construido con inesperada habilidad. Estos tíos componen. No se veía tan claramente antes, sepultados por sus avalanchas de watios. Pero ahora pueden lucirse mucho más en esa importante faceta. "Peculiareality (!)" y "The Flat Earth Theory" son pequeñas píldoras psico de efecto insospechado. Mientras que la final "Black Spring Rising" vuelve a la magia otoñal de la primera cara, en otro magnífico manifiesto de la actualidad.
Si algún disco debe de cubrir el hueco que no hará Porcupine Tree, es "The Isolation Tapes". Ojalá Kadavar se queden en éste apeadero lleno de cordura, inteligencia e imaginación.
J.J. IGLESIAS