Vivimos unos segundos 70s escondidos en las ruinas de la mediocridad y la basura aparente? Así lo creo. La magia alemana de aquella década sigue dando destellos. Éste año en el debut de los de Colonia, Smokemaster. Maestros del Humo heavy psych, que en otro tiempo hubieran sido fichaje fijo de Brain. Citan como influencias a Pink Floyd y The Doors por la parte clásica , y Colour Haze como más reciente. Aunque se pueden sentir las huellas fosilizadas en el barro del tiempo, de otras grandes formaciones.
Un cuarteto (+ armonicista de vez en cuando), que se hacen llamar Tack Tack (órgano, teclados), Lukas Bonschen (batería, voz), Tobmaster (bajo), Jay Guitar (apellido) y el soplador ocasional, Bjornsen Bear (blues harp). Pone sobre aviso el productor elegido, toda una leyenda como es el ex-Grobschnitt, Eroc. Garantía sin presunción de inocencia. En efecto, los Floyd pre-"Dark Side" tienen su momento en la inicial "Solar Flares" (7'27), y a veces pienso que ése primigenio capítulo de Pink Floyd es el que más ha influido a las bandas alemanas. Incluso más que el posterior. Su ingrávido medio tiempo, colgado en el éter en espera de una explosión gilmouriana, como así ocurre, es apoyada por Hammond y rítmica superlativa. Que nos lleva a aquel inquietante tema de la Eugenia y su pasión por las hachas, (o su mango, nunca ha estado eso muy claro!). Pues tal cual, pero a su manera.
Ya en "Trippin' Blues" (4'24), sale todo el potencial hard de Smokemaster. Que los iguala en objetivos a Lucifer's Friend, Birthcontrol, Curly Curve, Kin Ping Meh o Dies Irae.....Aunque ésa autoconfesada influencia Doors pueda ser el detonante. Abrasivos. La armónica en estampida, en complicidad organistica desmesurada, trae "Ear of the Universe" (10'24). A lo que se calman, una bluesy guitarra a la Gilmour sobre una alfombra Hammond nos trae a los mejores Jane de "Together", "Here We Are" o "III". Regresión completada con éxito. No hace mucho un amigo disquero me preguntaba, seguramente por su nulo conocimiento de actividad underground, si escuchaba algo que no fuera antiguo. Mi contestación fue afirmativa, pero "hay que buscar y preocuparse", le dije. Quizá tuviera algo de razón. Quizá seguimos escuchando "los mismos discos", con diferentes intérpretes. Lo que no deja de llamarse, un género musical. Como el jazz o el blues.
Damos vuelta al vinilo, y "Sunrise in the Canyon" (4'11) es un instrumental western style a la Morricone, spaghetti - pistolero to the max, con el halo psicodélico abrasando pupilas y garganta. Otra forma de puertas a la percepción. Muy trabajado y a todo detalle, estos Maestros del Humo se diría que llevan al menos una década ejerciendo sus alquimistas artes, huelen a veteranía. "Astronaut of Love" (7'03) toma intro de bazooka cuatro cuerdas, haciendo sonreir a Lemmy desde el otro plano. Seguido de todo el gang cabalgando en sus corceles eléctricos, guardapolvos ondeando al viento, y esto es Hawkwind de manual. Uno se imagina a la exuberante Stacia moviendo su desnuda pelvis, ante el babeo de salidos quinceañeros de primera fila. Otra regresión triunfal hacia el Ritual del Espacio, continuando la saga que iniciaran aquellos hippies space cadets de Nottin Hill, hace 50 años. Termina la exploración cósmica, (pero con carne con patatas en el morral), en la estación "Astral Traveller" (8'41), extraído como single-clip. Excelente muestra de hard espacial con salvaje organada a la Zeus B. Held (Birthcontrol), y guitarra a la Conny Veit (Gila), que hará salivar a los adictos kraut más hard rockers.
Smokemaster tienen el kung-fu suficiente para convencer al más escéptico, y en su primera entrega. Espera que tuneen la nave y le añadan extras. Pueden ser los próximos putos amos de la galaxia.
J.J. IGLESIAS