Hace un par de años nos hicimos eco del debut de los valencianos, Here the Captain Speaking, the Captain is Dead. Space kraut del más alto nivel, que nos dejó con muy buen recuerdo. Ahora están de vuelta con "Flux Capacitor", dejando constancia de que el Capitán está aquí para quedarse. "Necesito más mensajes de ultratumba de éste Capitán del más allá", dije por entonces. Y mis plegarias cósmicas han sido escuchadas.
Xavi Gómez (guitarra, voz), Ethan Paul Voigt (synths, voz), Josu Tecé (bajo) y Lucas B. Martín (batería) ponen de nuevo la nave en órbita con su apertura, "Temporary Disturbance of the Magnetosphere" (11'37). Rítmicamente, agarran el rave feel 90s, y lo mezclan con guitarras a lo Manuel Gottsching. Todo muy orgánico y tangible, para dar forma a nebulosas fluidas de capacidad motorik intangible. Las líneas vocales hablan lenguaje de otro capitán de nave con más rango y experiencia, Dave Brock. Y conforman una declaración de principios evidente, pero satisfactoria para amantes de éstas corrientes de aire espaciales. Sorprende comprobar cómo sigue siendo a día de hoy, una música de gran raigambre futurista, dentro de espectros absolutamente 70s. Se podría decir que el tiempo no le hace mella.
"Time Space Relativity" (9'20) parece que me ha leído el pensamiento. Podríamos echar al caldero de las especias a Kraftwerk en el estribillo, Can y Nik Turner, por el saxo coltraniano de Samuel Frin. Extraordinaria jam cósmica con cantidad de micro-cosmos orbitando sobre cada intervención instrumental.
La breve "Terraforming" (2'52) podria alargarse hasta el infinito. Y quizá lo hagan en directo, porque los mimbres están ahí. Algo parecido ocurre para con "Lithium Sturm" (7'12), donde el motorik hipnotiza y convierte al oyente en un pelele vegetal a su servicio. Así que de una patada te mandan a comer asteroides con fulminantes disparos de moogs, electrónica ciber-retro, guitarras zarpazo, roturas sonicas espacio-temporales y sobredosis psico-krauties con efectos secundarios. Cayendo en mutaciones y devolución cerebral, sin necesidad de vacunas protoportunistas. Sin remedio, se cae en un pozo psico sin fondo.
"Bring me Back the Sun" (10'39) agrega a la ecuación la oportuna flauta de Samuel Frin. Y la guitarra serpentea por hemisferios mentales, derritiendo a su paso masas encefalicas y transformandolas en papilla cósmica para ser usada como materia de agujero negro. Juro que no me he fumado nada. Es ésta música del demonio, que me posee sin que pueda defenderme. Otro entusiasmante álbum que los pone en las primeras posiciones psych rock del país, con un margen amplio internacional.
El Capitán nunca estuvo más vivo.
J.J. IGLESIAS