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EDUARDO BORT - Charly Buffalo (2012, PM Produccions)

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 En 1974 el músico valenciano Eduardo Bort edita su primer LP cual solista, una obra de psicodelia española que marcó sin dudarlo un auténtico hito en la experimentación patria y que quedó a la postre como inolvidable vinilo de culto. Este guitarrista autodidacta, que desde infante ya comenzó a rascar y pellizcar las seis cuerdas, había formado parte de una banda rompedora llamada La Oveja Negra. Poco más de diez años después, en el 85, el disco Silvia se edita como segundo paso de Bort. Aquí las influencias cambian y Carlos Santana parece capturarle de igual manera que los británicos Pink Floyd.



Con el disco titulado Charly Buffalo no pretende otra cosa que homenajear al cantante y técnico de sonido que titula la obra, al amigo fallecido en 2011 y cuyo nombre de pila era Vicente Ausina. Y qué mejor forma de hacerlo que escuchando, precisamente, al mismo Buffalo. Bort para ello editaba en disco compacto ocho canciones que él mismo compuso para que cantase Charly, temas que se grabarían en los Estudios Pertegás (Chirivella) el ya lejano mes de diciembre de 1980.

El disco es un curioso compendio de estilos que retratan a la perfección una etapa muy característica y abierta en la música española. Así, y mientras “Moonlight” tiene ese fluir de la psicodelia de finales de los años 60 de la década pasada, “Tanto Como Dure” moldea el ritmo de un pop emocionante y con el impulso de Charly Buffalo frente al micrófono, garantía de un resultado especial.

“Movida General” pareciese de Coz y “En Cada Cara Rock & Roll” sin duda personifica el espíritu de los primeros Burning. El blues atrapa desde “Mucha Cara Baby” y la escena de Frisco se contonea con curvas de fémina sensual por los minutos de “A Woman”. Hasta hay un tributo a John Lennon (“A Lennon”), no digo más.



Es por tanto este disco, Charly Buffalo, no sólo un correctísimo conjunto de piezas musicales, también ejemplo inquebrantable de un periodo insustituible en lo que se reconoció cual música moderna en la piel de toro.

por Sergio Guillén







ENTREVISTA (2012)

EDUARDO BORT



Quiero comenzar regresando a tu primer vinilo. En 1974 sale tu único trabajo publicado en aquella década, un disco totalmente original, con muchas influencias que embellecían sobremanera el resultado. El rock ácido en tus manos pasa por diferentes matices que le fracturan cualquier tipo de barrera. ¿De dónde tomas la base y cómo te planteas su evolución a lo largo de aquella obra? 

Eduardo: Compuse los temas trabajando con mi guitarra Martin y después con mis compañeros de grupo, sobre todo con el batería Vicente Alcañiz. Después compré un magneto Revox y en el local de ensayo grabé todos los temas: batería, bajo, voces y varias guitarras acústicas y eléctricas, superponiendo pista 1 y pista 2 en estéreo. En cuanto a la evolución que pudiera tener, no me planteé nada. Escribí esos temas porque eran los que más me gustaban; hice todos los arreglos, los grabé y mi único planteamiento fue publicarlos. Para conseguirlo no faltaron multitud de problemas... pero eso es otra historia. 


¿De qué tema te sientes más orgulloso de aquel LP? ¿Cuál crees que ha aguantado mejor el paso del tiempo?

 Eduardo Bort: Me siento orgulloso de todos. Eric Wenger eligió el tema “Yann” para producir un vídeo magistral. El tema “Cuadros De Tristeza” quedó el nº 1 por votación popular en más de veinte emisoras de radio europeas. El programa se llamó European Pop Jury. La lamentable compañía discográfica no se enteró hasta después del suceso, y más tarde publicó un single del que yo no tuve noticias hasta años después. El tema “Paseando Sobre La Hierba” ha sido, y sigue siendo, muy pirateado. En fin, son hijos míos y los quiero. Lo realmente increíble es que esta obra se sigue vendiendo en no pocos países, tanto en CD como en LP vinilo, ya que ha sido reeditada por Warner sin mi permiso.

 


¿Cómo se estructuraron las sesiones de grabación del citado disco? ¿Qué ideas preconcebidas llevabas y con qué te encontraste en el estudio?

 Eduardo Bort: En el estudio Audiofil de Madrid me encontré con un total desconcierto ante mi presencia y mis pretensiones, aderezado con no poca desconfianza, técnicamente hablando. Pero yo sabía lo que quería y realicé la producción no sin que sobraran toda suerte de problemas de distintas índoles. El técnico Luis Fernández Soria al principio no entendía nada; pero poco a poco, y con un muy minucioso trabajo de producción, acabó comprendiendo, aprendiendo y al final lo conseguimos. Fue un trabajo laborioso y divertido lleno de toda suerte de anécdotas. Las sesiones de grabación las estructuré tal y como habíamos grabado la maqueta.

 

Hasta 1985 no llega tu segundo trabajo largo, un Silvia que te devuelve a la oficialidad en ediciones con nuevas referencias. ¿Te sentías diferente o simplemente habías absorbido diversas maneras de aceptar la música de aquella década estrenada?

 Eduardo Bort: Había muerto mi hija con 9 años de edad y no me sentía con ganas de grabar nada.


 


Para aquellas personas que nunca escuchasen Silvia, ¿cuál crees que sería la definición que describiese de una manera realista el grueso de aquel álbum?

Eduardo Bort: Silvia es una amalgama de colores que van desde el gris de “Campanadas” –para mí es la definición musical de la muerte– hasta tintes latinos y alegres pasando por el funky (“Tabique De Platino”).

 

En el trabajo Silvia participa el por entonces ex Imán Califato Independiente Marcos Mantero, que en aquella década se retiró del rock experimental para probar suerte asistiendo a proyectos de la Nueva Ola. ¿Qué te aportó en el estudio este magnífico teclista? ¿Eras seguidor de la música que grabó Imán en sus dos álbumes oficiales? 

Eduardo Bort: Fui seguidor de Imán, y me une una bonita amistad tanto con Mantero como con Manolito Rodríguez, así como con el resto del rock andaluz. De hecho, he coincidido en escenarios con Triana, Lole y Manuel, Medina Azahara y otros. Para esta producción compré sintetizadores especiales que Marcos manejó con gran maestría. Esta y más información está en el LP cuya portada fotografió el prestigioso Javier Vallhonrat y que vio la luz gracias al sello totalmente independiente Bámbule, que di de alta sólo para publicar la obra. Nunca se fabricó un CD pero pienso en una, no muy lejana, reedición en vinilo y CD tanto de Silvia como de Eduardo Bort; del mismo guardo tres temas inéditos, ya que publicar en vinilo más de dieciocho minutos en una cara entrañaba el comprimir acetato, con la consiguiente pérdida de calidad y riesgo de que saltara la aguja reproductora. No quise comprimir la fabricación y gracias a ello hoy dispongo de tres temas grabados el mismo año y en el mismo estudio que los publicados en Eduardo Bort. También conservo las cintas de 16 pistas en dos pulgadas de toda la producción, que son de mi propiedad y que pienso remezclar para la reedición con otra voz original.

 

Y hablando de Marcos e Imán, ¿qué te pareció su regreso a la escena?

 Eduardo Bort: Me pareció cojonudo.

 

¿Cómo planteas en los 70 un proyecto cual Out Music?

Eduardo Bort: Conocí a los músicos franceses mientras actuaba en Ibiza. Más tarde me buscaron en Valencia para proponerme la creación del sello discográfico Out Music para publicar nuestros trabajos. Así lo hicimos. Grabamos en París, estudios Barckley, y mezclamos la producción en Londres, en los estudios Morgan, donde coincidimos con Pink Floyd. Este trabajo nunca vio la luz a causa de la muerte de Jean-François Pernod, cantante del grupo, en el puerto de Dieppe. Mi intuición siempre me dijo que fue un asesinato.

 

Es muy llamativa la manera en la que de 1970 a 1979 aparecieron algunos discos que eran rara avis en nuestra escena y que luego sus creadores no les dieron continuidad en los siguientes años a su edición, obras como tu maravilloso LP homónimo. ¿Cómo sentiste aquello?

Eduardo Bort: En esa época vivíamos una dictadura. Se pusieron de moda los cantautores, algunos muy buenos, pero la mayoría raras avis que sólo gritaban con guitarras desafinadas. Es oportuno añadir que la industria, en manos incompetentes y bastante amigas de lo ajeno, “simplemente” no se enteraba de lo que se cocía y mucho menos de nuestro potencial. 



Igualmente pasó con un músico desaparecido hace relativamente poco como fue el asturiano Daniel Vega, que en La Noche Que Precede A La Batalla (1976) mostró una originalidad que nunca se había olido en el folk rock experimental y de protesta patrio. Vega terminó sus días en Valencia, llevando en paralelo su carrera cual poeta (escribiendo nuevos libros y dando recitales) y su pretendido regreso a la escena musical. ¿Llegaste a conocerle? ¿Se le sentía en la escena valenciana actual en cuanto a recitales de poesía o representación se refiere?

Eduardo Bort: Sé por quién me preguntas, pero nunca le conocí.

 

¿En qué se concentró tu estancia en Suramérica? ¿Por qué decides quedarte en Guatemala un tiempo cual artista en directo residente? ¿Existía una escena con empuje por aquellos años 80 como para encandilarte lo suficiente o centrabas tu vida allí en cubrir actuaciones firmadas?

Eduardo Bort: Al Primer Festival Por La Paz En Centroamérica fui como artista invitado por Vinicio Cerezo, primer presidente electo democráticamente después de cuarenta años de dictadura militar. Vinicio nombró ministro de cultura a Elmar René Rojas, un pintor-escultor establecido en Nueva York con reconocido éxito. Después de una actuación en el campo de fútbol y otra en el magnífico Gran Teatro de Guatemala, Elmar me rogó que me quedara unos días más para echarle una mano. Así me convertí en la mano derecha del Ministro de Cultura dando trabajo a Directores Generales y rehabilitando canales de televisión que los militares tenían prácticamente obsoletos, programando numerosas actuaciones tanto en televisión como en directo. Organizando igualmente talleres de música que di en televisión como en el conservatorio. Fueron meses enriquecedores y muy divertidos. Guatemala es un país fascinante. 



Ahora regresas, hay intención de presentar nuevo material. ¿Qué depara a tu audiencia, a tus seguidores en relación con esta noticia? ¿Será un trabajo de larga duración? En cuanto a su camino estilístico, ¿sigues manteniendo la libertad de ideas o has preferido dirigirlo de antemano por una disciplina musical concreta?

Eduardo Bort: Después de varias etapas centro y sudamericanas, he trabajado en varias cosas; entre ellas, he realizado una gira por Japón, llegando a actuar en templos budistas sintoístas (religión oficial en Japón), que me sumergieron en otro mundo por su singularidad, clandestinidad, misticismo y otras muchas sensaciones difíciles de explicar con palabras.

 En la actualidad estoy terminando las mezclas de un trabajo que será el próximo disco, lleno de temas con diferentes estilos musicales, todos del mismo padre pero de distintas madres. Cinco serán cantados por diferentes voces femeninas y una voz masculina; otros tantos serán instrumentales. También incluiré una sorprendente sorpresa. 



**Es la recuperación de este artículo-entrevista mi homenaje a la figura de Eduardo Bort, músico que nos dejó a los 72 años a comienzos de este mismo 2020 que ahora termina.

por Sergio Guillén

sguillenbarrantes.wordpress.com


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