Calidad Premium traemos hoy, pero desde Edimburgo. Y es que desde el 2010, Maud The Moth es el nombre del proyecto musical de la madrileña Amaya Lopez-Carramero. Toda la música, letras, teclados, alguna percusión y sublime voz solista, pertenecen a ella.
También encontramos en su banda apellidos que nos suenan cercanos. Paul González (batería), Guillaume Martín (guitarras), Alicia García (violin) e Iván Carames (cello). Es su tercer disco de estudio. El primero fue "Home Futile Home" (2011), seguido de "The Inner Wastelands" (2015) y "Live at the Reid Hall" (2017). Fascinante mundo fantástico y de leyendas (griegas, en éste caso), que ha sido primorosamente cocinado en varios estudios británicos y españoles. Destacando la labor de grabación en batería, mezclaje y masterización, del colombiano Jaime Gómez Arellano. Todo un nombre en la actual escena británica de vanguardia, tanto por su propio grupo, Messenger, como sus trabajos de producción para Paradise Lost, Oranssi Pazuzu, Orange Goblin o Exvessel, entre muchos.
Tras ésta obligada presentación, entramos en materia con la magia sin límites de "Ecdysis" (8'34), fascinante melodía barroca al piano, vocal en arabesco-andalusí o étnica griega a lo Irene Papas. Lleno de detalles instrumentales, exige atención a todo lo que acontece en ésta pieza densa en belleza romántica. Cómo describirlo con terrenales etiquetas? Tori Amos en avant-grade / goth? Arty dark prog? Música para arte funerario?.....Todas me valdrian para éste despliegue nada efectista, nada gratuito ni pretencioso, de moderna música de cámara. La voz de Amaya se dobla en ocasiones, ofreciendo una densidad textural policroma en sonidos que junto a los demás instrumentos, barroquizan melodías espectaculares. Menuda entrada. Sin silencios, "The Mirror Door" (5'27) transmite inquietud casi fílmica, describe sentimientos con la claridad que le da su expresiva composición y perfecta arquitectura melódica. Recuerdo a una banda escandinava de los 90, The 3rd and the Mortal, con su cantante/teclista al frente, Ann-Mari Edvardsen, que me parece una guía comparativa en ocasiones, más que aceptable.
"The Stairwell" (1'34) añade más trazos fílmicos como puente, en imaginativas capas electrónicas de ingenioso arropo vanguardista. Nada atonal o histriónico. Todo lo contrario. Como refleja "The Abattoir" (6'17) en su aparente fragilidad, que es seguridad compositiva desbordante en reflexiones y arreglos instrumentales exquisitos. El segundo acto de ésta irreal obra se abre con "Finisterrae" (6'01), con oscuras y melancólicas texturas de otra dimensión y tiempo. Amaya fusiona estilos con la maestría de un avezado alquimista del medievo. Acostumbrada a traspasar fronteras emocionales más allá de la vulgaridad imperante.
Arcanos sentimientos de otra era, no necesariamente antiguos, transmite "As Above So Below" (2'51), con positividad y esperanza. Ravel, jazz o un cabaret burlesque, pueden imaginarse en "Mormo and the Well" (5'17). Eso en mi caso. En el tuyo seguramente serán otros los elementos inspiradores. Termina ésta visita onírica al surreal mundo de Maud the Moth con "Epoxy Bonds" (4'00). Elegancia clásica que circula con fluida naturalidad por el colosal arte de Amaya Lopez-Carramero. Tanta belleza casi duele. Ojalá todo sufrimiento fuera como "Orphne". Excepcional.
J.J. IGLESIAS