La primera e inolvidable muestra discográfica de la banda de Roma, formada en 1979 (disuelta en 1992), sigue amenizando añejas añoranzas, en las que no resulta fácil eludir de la memoria cuando se perfilaban como una de las bandas progresistas italianas más influyentes de la década de los 80.
Ezra Winston adoptó una variedad de estilos vanguardistas que contribuyeron a la elaboración de un amplio crisol de notables emociones bajo las normas de una postura neo, que durante los años 80 se había instalado en el lenguaje de cuantas bandas de la nueva era del Prog Rock se venían gestando a lo largo y ancho de todo el planeta.
Este primer álbum, su debut discográfico, muestra por otro lado el atrevimiento de la banda en el ansia de la publicación orientada a la captura de un hueco, un reconocimiento e ir adentrándose en la Corrala de un circuito ingrato quizá, con una banda a la que si algo algo le sobraba, era precisamente claridad en cuanto a la definición y consecuente orientación de su estilo.