Suele ocurrir que cuando un hijo de artista musical con renombre se aposenta en la primera división del negocio, su inicial motor de búsqueda le lleva a distanciarse del sonido que hiciese reconocible a su progenitor. En el caso de Jason Bonham, nacido del matrimonio formado por el Led Zeppelin John “Bonzo” Bonham y Pat Phillips, las aguas de los tiempos le acercaron en los años 80 a un AOR que bordaba junto a nombres como Virginia Wolf. El elepé Outrider de Jimmy Page podría parecer un dato puntual, sin embargo marcaría de alguna manera el devenir de un debut como The Disregard Of Timekeeping –ya firmando bajo su apellido, Bonham–. “Wait For You” o “Bringing Me Down” no solamente enardecían la técnica tras los parches de su fallecido padre, pues las referencias a riffs de Page son más que patentes en los minutos en los que estas composiciones se extienden.
En 2011, y junto a sus compañeros en el supergrupo Black Country Communion, grababa el disco más deudor de la estela del Zeppelin sonoro que se pueda imaginar en este nuevo milenio. Hasta el propio Jason aparece en el videoclip de “Man In The Middle” con el clásico bombín que lució en tantas ocasiones sobre las tablas el bueno de John, al igual que el parche externo de su bombo se encuentra engalanado por esos tres círculos que se tocan y cruzan –símbolo de la relación familiar entre el hombre, la mujer y el niño, otra de las marcas características en el kit de su padre–. En “Save Me” Jason Bonham recrea los rudimentos utilizados por su progenitor, “Smokestack Woman” tiene a un Joe Bonamassa transformado en Jimmy Page, “I Can See Your Spirit” simulase por momentos aquel “Living Lovin Maid (She’s Just A Woman)” zeppeliniano y el misterio de “Dazed And Confused” sale despedido desde la profunda “Cold”.
Aun así, y sin olvidar estas referencias, 2 es un trabajo sin correas que deja perplejo al oyente al escuchar la apertura que plantea con “The Outsider”, totalmente hard y con unos riffs de Bonamassa rozando el heavy metal. Derek Sherinian está formidable frente al Moog, todo pericia y aires vintage. El antes citado “Man In The Middle” es un funk aplastante, crudo, sin concesiones que lo saquen de un rock lacerante y sensacional, con un Glenn que, como en el resto de la obra, se involucra dando el ciento uno por ciento de sus capacidades artísticas. Aunque una de las piezas que cautivará de seguro a los amantes de la vieja escuela es “The Battle For Hadrian’s Wall”, trufada de una carga acústica que la complementa y con un Joe que más pareciese Paul Rodgers. Un álbum para el recuerdo.
por Sergio Guillén
sguillenbarrantes.wordpress.com