Ciertamente la disciplina, el sacrificio, el esfuerzo o el entusiasmo entre otros factores contribuyen notoriamente al proceso contextual del sentido del tributo, de la exposición visceral como anexo al homenaje. Esto es lo que el clarinetista Toño Gutiérrez oferta en su primera carta de presentación discográfica. Un álbum que lleva por título Maestro Carpintero y que dentro de la vanguardia del Jazz ubicándose sin tapujos y con total comodidad en la Fusión, Gutiérrez manifiesta a través de nueve temas un concepto despojado de pretensiones dislocadas, más propias de tiempos tan desgastados como inertes.
Esta obra simboliza un preciso homenaje no sólo al respeto por la concesión y la interpretación musical, sino al propio padre del extrovertido clarinetista, conocido fundamentalmente en Cantabria por su excelente labor como profesor de clarinete el Conservatorio Municipal Ataúlfo Argenta, de cuya big band es también director, y miembro de la Banda Municipal de Música.
A pesar de que la Pandemia en su proceso de confinamiento intento interponerse en el ciclo de grabación de la obra, el registro del disco concluía el pasado mes de Enero trayendo consigo sobresalientes resultados distribuidos en aspectos como la composición y el exquisito gusto por la calidez de las armonías donde la confluencia con el intimismo aflora en la propia piel del discurso melódico y su trato tan conciso como preciso en todo su compendio compositivo. Otro de los factores claves, es que Gutiérrez no ha renegado en ningún momento de las ineludibles influencias folclóricas halladas en piezas como Corrales-Santander, ni de la incandescente llama que la vertiente latina patenta en los nuevos valores del Jazz nacional. La distribución instrumental que el clarinetista ha asignado a los músicos participantes en el disco, ha sido otro de los grandes aciertos para la elaboración de uno de los álbumes más compactos que la vanguardia Jazzera nos ha dejado hasta la fecha en el transcurso del presente año.
La sección de viento ha jugado una de las bazas de riesgo desvinculado de sodomizadas pretensiones de tensión interpretativa, resultas con ejecuciones tan profusas como directas sin que la ambigüedad centrífuga amortice el morbo de aprendices del clonaje pluscuamperfecto. De este apartado de han encargado músicos como el trompetista: Benjamín Blanes, el trombonista: Edu Diz y el flautista: Francisco Villanueva, a quienes se suma la transparente y redonda labor del guitarrista: Javier Escudero y del explorador teclista: Rafa Santana junto con el experimentado y solicitado baterista de estudio: Chus Gancedo, quien ha hecho una correcta lectura de los temas para como de costumbre, centrarse en una interpretación tan fresca como directa cuyo mosaico de compacta arquitectura multi direccional gestada por Toni Gutiérrez, quien tanto en la composición de bajo como su aportación en el clarinete revela en el mostrador de la exuberancia de pura física emocional.
Todo un recorrido musical que abarca contrastes de azulada tesitura en la que se puede atisbar la silenciosa nostalgia donde el legado de Weather Report pasando por avanzada casta de los ignorados Isotope, hasta desembocar en las formulas más lineales y coherentes de la salud contemporánea de la Fusión desde su horizonte menos visible.
De Cantabria al Caribe, sin eludir la cuna de la innovación, Toño Gutiérrez se ha estrenado con el correspondiente mérito que avala la dignidad, en esta primera experiencia hecha posible en los estudios Cubex de Cantabria durante los meses de Septiembre del año 2020 y Enero del presente 2021, con la excepcional aportación del ingeniero de sonido Javier Escudero con un acertado resumen artístico elaborado por la elucubrarte visión de Verónica Valdezate tanto en el diseño como en la consecuente maquetación de la portada de un disco francamente redondo.
Luis Arnaldo Álvarez (Baterista y Locutor profesional independiente)
