Si nos vamos para Suecia y además con músicos de pedigrí, entonces nada puede salir mal. My Brother the Wind comenzaron hace poco más de 10 años, y éste fue su tercer álbum de estudio, que sigue siendo el último.
Volvemos a encontrarnos con el gran Nicklas Barker de Anekdoten, a las guitarras y mellotron. A Ronny Eriksson, bajista y líder de Magnolia. A Mathias Danielsson de Makajodama, en más guitarras y flauta. Siendo el batería Daniel Fridlund Brandt el nuevo fichaje por entonces. "Twilight in the Crystal Cabinet" (2010) supuso el comienzo de su carrera. Seguida al siguiente año por "I Wish My Soul in the Stream of Infinity". En aquel 2014 apareció éste tercero que hoy traemos, y el directo "Live at Roadburn 2013". My Brother the Wind gustan de recrear tiempos inmortales alemanes, sin olvidarse de paisanos como Trad, Gras & Stenar. A priori todo levitacional y etéreo, pero con una gran carga rock en su contenido. Su fundamento se basa en la improvisación, y así requieren sus premisas para grabar los álbumes prácticamente en un día de estudio. Experimentación old style. Puede sonar valiente y arriesgado, en unos tiempos en que todo tiene que estar perfectamente estudiado para el mercado. Lo cierto es que estos tipos han llegado en dos ocasiones a las listas nacionales con música de improvisación. Rompen esquemas a cualquier enterado del business mercadotécnico. Algo harán bien.
Su prólogo de un minuto sugiere que aquí cuentan una historia, al igual que su epilogo. "Song of Innocence Parts I & II" (11'37) contiene una música llena de imaginación y cambios. Libre. Nada inmóvil, ni reiterativa, ni algodonosa, new ager, ni coñazo, vaya. Que en plena cabalgada de bajo estilo Canterbury, Barker mete unas sacudidas mellotrónicas a ráfagas, y lo convierte en progresivo norteño 90s con todas las cartas y los ases. En un puente sagrado hacia el kraut de culto de alumnado Floyd, tipo Gila, Ash Ra Tempel, Walpurgis o Amon Duul II. Éstos últimos resuenan más en "Into the Cosmic Halo" (6'40), donde los colosales ecos de "Yeti" o "Tanz Der Lemminge" reviven para gozo de tiempos actuales. Con una potencia rítmica equiparable, - o superando-, a una banda de hard rock.
Las guitarras de "Misty Mountainside" (3'22) nos llevan al Ritual Espacial Máximo del Hawkwind de primeros 70. Con una acidez solista que envidiaria al mismísimo Conny Veit o Ax Genrich. Todo enlazado, la hipnosis colectiva que supone "Garden of Delights" (12'01) se convierte en su propio "Amboss". Donde también caben espirituales mantras acústicos, percusiones de tablas y flautas de origen indeterminado. La ouija sónica enloquece con la mera invocación de Florian Fricke. La eterna e infalible esencia del misterio. Eso que tan bien funciona el territorios psico-progresivos, ejerce su exitoso influjo en la audición de los tres cortos últimos temas encadenados, (que muy bien suman sus 10 mts).
My Brother the Wind conocen la materia inestable con la que tratan. Frágil, que puede estallar en el cerebro a la más mínima. Lo que hace de ésta escucha una aventura de riesgo deliciosa. Y una retro-recreación absolutamente creíble y disfrutable. Más que suficiente.
J.J. IGLESIAS