Ya había demostrado de sobra José Carlos Sisto, en sus anteriores aventuras discográficas, una ilimitada pasión. Ángeles de Opio, Fuzz Machine o Mater Dronic reunían elementos dignos de toda alabanza, cuando comprendemos que estamos ante un músico íntegro. De los de verdad, de los que van quedando pocos. De los que muestran su obra con la seguridad de que a él, es al primero que le va a gustar. Luego viene el resto. Y así es como se hicieron las obras maestras del rock en sus días de gloria. Con el gusto del artista en primer lugar.
Ahora como un Ave Fénix resucitado por el amor puro, (existe una historia personal, aunque eso me lo reservo), aparece con un nuevo alias y disco. Grabado en Estudio 79 (Jerez) magníficamente por Rafa Camisón. Es un power trío de rock ácido psicodélico, formato preferido por Sisto , perdón, Lyd Heavyman (voz solista, guitarras y efectos). Que junto a Ron Juggernaut (bajo, coros) y Ralf Atomic Drummer (batería), completan éste brutal álbum lleno de desfase emocional. Porque heavy psych hay a toneladas. Pero es su corazón el que manda aquí. El que te hace ver a la primera escucha, que esto se sale de la media por mucho. Desparrama sentimiento. Como ya no se hace.
"Janis Mágica" (7'40) invoca en su intro al "Eruption" de Van Halen (sé que su obra pre-debut le enloquece!). Pero hasta ahí. Su voz es melodia-poesía, y nos lleva a Uli Roth / Randy California, en un compendio grupal absolutamente aplastante y demoledor. Hard rock blues psych lleno de óxido veterano. Como una imparable rat escupiendo fuego por su tubo de escape libre (ante todo). Ghost Rider lleno de furia hendrixiana. Me traslada su lírica estudiada a los tiempos de gloria del rock argento, como demuestra "Tecnicolor" (4'54). Pescado Rabioso con la sagrada macarrada actitud de Pappo. Sin respiro, "Multiverso" (7'15) se muestra como un portento de majestuosa elegancia a la Mahogany Rush del '"IV" o "World Anthem". Hard progresivo cuidado al detalle, al segundo, al dente. Inimaginable en éste aburrido país. Sacudiendo mala hostia rítmica con los cojones de antaño. Así se hace, joder, sí!
Vuelve el fantasma de Seattle para "Sonámbulo" (4'48), asimilando perfectamente su rabia y profundidad espiritual. Lyd Heavyman-banda tienen el poder de los antiguos dioses. Y lo digo muy en serio. Continúa la bacanal de los sentidos con "Romance Fantasma" (8'17), derrochando esencias de San Francisco, como si Gary Duncan, John Cipollina, Barry Melton y Jim Quinn se hubieran propuesto con su manto de inspiración hacer volar a éste cohete heredero, desafiando a planos astrales, agujeros negros, de gusano y lo que les echen.
Sin perder altura, "Bajo el Mar" (7'21) vuelve a recordarme a intocables como Invisible. Pero con un genuino toque hard 70s : Montrose, Dirty Tricks o Rick Derringer en carne viva. Desgarrado el alma del que sabe cómo se moldea la electricidad para arrebatårtela. Ahí está "Cortocircuito" (5'28) apoyando mi tesis, con pedalera alquímica y pegada de ritmos brutales. Continuarán en la final "Angel de Metal" (8'51), otra euforia lisérgica de la que no encuentro explicación posible en éstos tiempos. Algo fuera de éste mundo de mierda actual.
Lyd Heavyman es puro 1970 y así hay que entenderlo y amarlo. Con la misma pasión que él pone en cada nota de éste monstruoso álbum. Uno de los mejores manjares del 2021 a nivel mundial. Exuberancia eléctrica emocionalmente DESCOMUNAL.
J.J. IGLESIAS
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