Existen muchos seguidores de ésos locos maravillosos, infatigables viajantes interplanetarios en portales-fractales de sonido incandescente, llamados Ozric Tentacles. Pero pocos de ellos conocen la existencia de Nodens Ictus. Un offshoot orientado a la electrónica que maquinaron Ed Wynne y Joie Hinton allá por 1986.
"The Cozmic Key" supuso en 2017 su vuelta al planeta Tierra, después de 17 años de inactividad. Primero como cd-r autoeditado, posteriormente seria editado oficialmente por Madfish en 2019. Por ésas fechas también lanzaron el recomendable "Live at Kozfest 2018".
En el disco de vuelta que nos ocupa, Ed Wynne (guitarras, sintetizadores) se alía con su avatar natural, su hijo Silas Neptune (sintetizadores), como dúo electrónico a formar. Completan Paul Hankin y Neil Longhurst a las percusiones, y Natan Mantis en diversos efectos. Ya desde hace mucho, Ozric Tentacles se convirtió en un "negocio familiar", (incluyendo a la parienta al bajo). Personalmente echo de menos los tiempos en que eran un grupo auténtico de freaks que vivían en su propio mundo.
Aunque los actuales no han perdido ni un pelo del sonido y estilo que los diferenció de toda la onda UK neo-psych 90s. Una suerte de Gong en todas sus etapas, Steve Hillage, Ashra y jazz rock/trance 80s-90s. Nodens Ictus recupera de hecho, la faceta más etérea de las primeras producciones cassetteras de Ozric. Aunque con un sonido y profesionalidad, a años luz. "The Cozmic Key" (7'08) inicia viaje con guitarra de manual Hillage - Gottsching, mientras un juguetón alarde secuencial pone en levitación al oyente en cerocoma. Percusiones de astucia ingrávida apoyan tan simple - a priori -, melodía hipnótica. Cubriendo todo espacio con barrocos drones electrónicos, que ofrecen densos chorros de churrigueresctronic lava. Absolutamente inimitable, pura marca de la casa.
"Chickens in The Mist (7'12) es un delicioso pastel de crema cósmica, de ambientación alienígena inevitable. Como visitar una jungla en un planeta perdido, llena de nueva y sorprendente flora y fauna. En otro de ésos paraísos que pueblan éstos universos, y que se engañan en decirnos que sólo existen aquí. Y para más colmo, los joden! Muy Berlín School, influencia decisiva en Ed Wynne desde siempre, se plantea en "Swoop Song" (15'23). De maraña secuencial extraordinaria y certeros disparos synth, en solista puntería. No, no difiere demasiado de un disco Ozric de los más orientados a la imaginería kosmische. De hecho podría pasar por uno más de Ozric Tentacles. Y es que son padre e hijo. Mano a mano. Como en su día Edgar y Jerome Froese. Conocen el estilo, lo llevan en su adn, y lo cultivan con primor de jardinería cósmica. Es un vergel de sonoridades curiosas, como extravagantes flores alien. En las que a veces entran sones orientales, cosecha cercana a Tangerine Dream 70s/80s. Pero con una guitarra más Hillage que Froese. Y ahí la nave nodriza Gong entra en influencia directa. Hasta en su etapa Pierre Moerlen, apostaría. Por una preocupación prioritaria en la percusión, tanto orgánica como ciber. Algo que decididamente forma parte protagonista del contexto estilístico en Nodens/Ozric.
El final se convierte en otra aventura espacial, con "Fractal Sunset" (25'24). Libres de fronteras temporales, en su salsa, se marcan una de sus famosas jams de cierta decadencia anímica al comienzo. Experimentación diáfana y asumible, excitador de vortex cerebrales, fotografían con sonidos la verdadera libertad del TODO universal. Sin enfermas ataduras de corrompidos intereses del ser humano. Mal bicho donde los haya. Pero también capaz de crear portales dimensionales dorados hacia la inmensidad del cosmos. De donde formamos parte. Cosas como "The Cozmic Key" ofrecen más esperanza y salvación moral, que todas las religiones de éste embustero y tramposo mundo de farsantes.
J.J. IGLESIAS