En el año en que todo se paró, el reseteo mundial trajo montones de nuevas músicas hechas en soledad, y nuevos grupos como motivo de su encierro. Pienso que la cultura, lejos de perder fuelle se reforzó en todos los ámbitos. Y ahí estaban tres tíos de Washington, pasando de telediarios y agarrando el pasado por el cuello, que es algo más tangible y seguro.
Garret Zanol (voz solista, guitarra), Ian Nelson (bajo) y Chase Howard (batería) forman el trío Kadabra en un ambiente mundial apocalíptico. Y que sea lo que Satán quiera. Un muy, muy curioso occult rock con total invitación a los 70. Y que además de chafar dientes con patadas rítmicas de mastodonte, y de taladrar con un muro sónico de Trompetas electrificadas de Jericó, conserva un elemento inaudito. Extraño, inquietante, tétrico. Es la rara y femenina voz de Garret, y no lo digo en peyorativo. De primeras creí escuchar una frontwoman, y pensé en Coven. Resulta que el ominoso estilo resultante produce estragos en el cerebelo de maravillosas y placenteras consecuencias freak. Nuevo aire para el stoner doom.
Escuchas "Graveyard" (6'34), con ésa cuchilla en feedback que precede a la patada rítmica entre las piernas, y ya has caído rendido y dolorido. Vale, lo has oído mil veces, pero nunca cansa. Lo que no has oído es ésa voz andrògina que acojona, que parece salida directamente de un foso oscuro de "Ultra"-tumba. Suave, melódica, sin estridencias Ozzy. Claro que Black Sabbath pululan por el vicioso ambiente, es casi una necesaria invocación para un buen ritual doom. Pero éstos tíos no son unos clones, repito, tienen algo. El óxido instrumental flota, contamina, infecta en lisergia que no olvida sus raíces : Hendrix, Holden, Marino, Cipollina, California, Farner......Destripan con parsimonia y severidad de cirujano experto, "Faded Black" (7'30) es retro-proto de camposanto. Con un bajo que actúa como una maza en resaca. Y ésa fantasmagoria vocal que domina todo, que lo invade en maldad de la de antes. Sudoku de ritmos brutos pero calculadamente matemáticos. Wha wha que arranca vísceras recreándose en la masacre. Cabalgada furiosa final impregnada de furia berzeerker, que de eso también saben un rato. Heavy psych de alto standing es "Eagle 20" (7'47), que te lleva a Clear Blue Sky, Baker Gurvitz Army, High Tide, Budgie o Groundhogs como si no hubiesen pasado, errrrrrr......50 años!! Classic rock. Classic Music.
Chulería de ritual hippie-satanista real, sin tarantinadas, lleva "Bean King" (5'50), en la línea de Church of the Cosmic Skull, pero en más correoso y lacerante. A la Bloodrock, Cactus, Rockets, Frost y demás hard blues silvestre entra "Coyote" (4'42). Se atreven con corales y les queda tan bien. Aunque retumba el búnker rítmico como en "el rojo" de Grand Funk Railroad. Psicodelia de corrosión, en ácido desgaste de constante erosión neuronal. Oscuro ritual de osario pestilente, que ejerce con pasión la final "Settle Me" (7'07), una mutación pervertida entre Pentagram, The Only Truth, Poobah, Help, Dust......
No estuve tan atento como otros años éste pasado 2021 en materias retro-stoner. Pero éste engendro nauseabundo extraído de las profundidades del Hades desafía a las leyendas. Algún oscuro pacto habrá de por medio. Seguro.
J.J. IGLESIAS