Un año: 1974. Un LP: Señora Azul. Un supergrupo nacional con el background y el gusto suficiente como para durar: Canovas, Rodrigo, Adolfo Y Guzmán. Los conocidos familiarmente como CRAG amalgamaban en su paleta cromática las más dispares influencias, tanto las que les acercaban a los cantautores tradicionalistas como las que les ponían en los derroteros del pop o del fronterizo rock comercial de unos Eagles de 1972 en un supuesto pacto con Bobby Zimmerman (“El vividor”). Todo parecía a su favor pero una de tantas triquiñuelas de la industria les vería desaparecer tan pronto como salieron a la superficie. Atrás quedaba el recuerdo de Los Pekenikes, Los Íberos, Los Módulos o Solera, todas formaciones en las que unos u otros sirvieron con honores.
Otro año: 1984. Otro LP: Queridos Compañeros. La misma conjunción de astros musicales un decenio después. Cada componente de CRAG había aprovechado el tiempo en este casi interminable asueto, y todos aseguraban regresar con más conocimientos en la buchaca. Nadie lo duda, aunque las producciones y las maneras de hacer de los años 80 no eran las mismas que a mediados de la década anterior. El resultado es menos variado en ideas, tal vez menos aventurado, pero sin necesidad por ello de caer en lo previsible. No habían vuelto para dar la razón a las nuevas generaciones que ensalzarían una Movida que poco tenía que entenderse con el parecer de estos cuatro artistas.
La romántica “De piel trigueña” con su estribillo medido al detalle en los coros pone todas las cartas sobre la mesa con un simple movimiento de muñeca. El ritmo rock & roll lo baila “Fines de enero”, recordando con su estilo la esencia de los años 50, mientras que su temática retrata a una estrella del show business convertido en futuro progenitor. “Queridos compañeros” es un “sabemos lo que hay y aquí estamos, ¿qué pasa?”, el canto a los principios de un conjunto que regresa conociendo el terreno que le toca pisar en esta ocasión.
“Sé Tú” pareciese el “Déjà Vu” de Crosby, Stills, Nash & Young y “Corazón de tango” figura cual retrato de la mafia en el que pintar al Don como un nostálgico empedernido. Y para grandes descubrimientos está esa canción que podría alzarse sin problemas por encima de los sencillos superventas de aquel 84: “Mi cama de bambú”. Un tercer año: 1985. Un tercer LP: CRAG 1985. Los amigos bajan el telón. El nuevo siglo vería su reunión.
por Sergio Guillén
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