En el funesto 2020, el sintetista chileno Morus trató de alegrarnos la vida (y lo consiguió) con su magnífico debut "Y el Origen del Universo?", que fue comentado por éstas páginas. Mientras preparaba su segunda incursión de largo, sucedió lo inevitable. Nos quedamos sin Klaus Schulze. Y por lo tanto, huérfanos de nuestro santo patrón, todos los que nos dedicamos a éstos menesteres sintetizados. Morus ha querido dedicarle un emotivo EP, una suite de 30 minutos, (o un LP a la vieja usanza, que también). Con bonita portada diseñada por otro grande del Chile prog-electrónico, Marcos Pérez de Arce (o Velocidad Crucero).
Morus se ha armado fuertemente para enfrentarse a tan arriesgada empresa, y despega su homenaje con "Berlin 1947" (12'00), desde un progresivo alzamiento de fader-volumen, al más puro estilo del dios teutón del eterno cigarrillo en la mano. Envolvente secuencial exquisitamente elegida y trabajada, forma la base y soporte para que una planeadora melodía exprese sentimientos deudores de la clásica. Como el maestro solía experimentar en los 70. Encadena con naturalidad ejercicios melódicos de belleza berlinesa indiscutible. Subiendo la intensidad textural y registrando pasajes eternos de sci-fi mental. "Outer Limits" en serie sixtie ilimitada si tu imaginación es fecunda. Esto es materia para kosmische-nautas experimentados. Y Morus lo es y mucho. Nunca deja que la tecnología y los f/x se coman la lírica. Ante todo expresa, se esfuerza en ello, humanidad. Y siendo éste un sentido homenaje al "Padre de Todos", se intuye que su inspiración ha subido de nivel, autoexigiéndose a sí mismo todavía más. El resultado no es otro que entusiasmante, llevando con seguridad las riendas de su nave, con tecnología "Moondawn"/"Timewind" dentro de sus actualizados motores.
Sin silencios, se encadena "Trance Pioneer" (9'33), en otra espiral cósmica de bucle rítmico hipnótico y fascinante. Que desafía a ése invento humano, (y como tal, casi un juego infantil), llamado tiempo. Con estructuras Berlín School con denominación de origen Premium, sincera y honesta. Apasionado escultor de ondas que son pura medicina natural, sanadora de la psique. Donde hoy se utiliza la sagrada palabra "electrónica" con excesiva facilidad y desfachatez (des-facha-tez.....uhmmmmmm). La rítmica preside entretejidos melódicos realmente imaginativos. Y su resolución suele dejar siempre curiosos portales abiertos a nuevas experiencias sónicas. Con agilidad mental y habilidosa composición.
Terminando la suite, "Berlín 2022" (5'48) concluye y sugiere caos, incertidumbre, amenaza......pero también capas schulzianas de intensa belleza y raigambre propia del maestro alemán. Es lo que procede. Klaus Schulze no sólo nos dejó todo su inmenso legado. También el que ha inspirado hacia otros sintetistas, que hoy continúan su obra. Morus contribuye a ello, de nuevo con ésta pequeña gran joya. Un excelente ejercicio de estilo, a sobrada altura de lo que pretende. Es más que un homenaje.
J.J. IGLESIAS