Lo que nacería de un corto cuento ideado por el guitarrista y vocal Phil May terminaría constituyendo los carriles de marcha para la primera locomotora sonora que se consideraría como ópera rock. En ella se fijaría Pete Townshend para elaborar Tommy, al igual que haría la crítica británica ensalzándola como un dechado de virtudes en la cumbre de la psicodelia experimental. Su narrativa, su forma de plantear las diferentes etapas del viaje y ese intento de exponer ciclos vitales separan totalmente S.F. Sorrow de lo que otros grupos con mayor reconocimiento grabarían después.
El dramatismo de una existencia abocada a su fin, de la cristalina realidad de una sociedad únicamente en favor de la juventud y la utilidad como parte de la masa convierten el relato en una odisea que pareciese transcurrida en tiempos remotos pero que al fin es aplicada en correrías modernas. El elepé se grabaría en los inolvidables Abbey Road Studios londinenses, en un periodo que emparentaba la obra con otros proyectos en pañales: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles y The Piper At The Gates Of Dawn de Pink Floyd. The Pretty Things, al igual que muchos de sus contemporáneos, quisieron ponerse al día en cuanto a nuevas tecnologías al servicio de la música se refiere.
Bajo la atenta mirada del productor Norman Smith y del ingeniero Peter Mew se sumergieron en campos inexplorados hasta aquella fecha por el quinteto. El melotrón sería una de esas apuestas por el futuro. El baterista John Charles Alder, más conocido como miembro de la base rítmica de Tomorrow, colaboró en algunos pasajes con sus baquetas. La agrupación dio un paso de gigante, aunque con los años ciertas plumas encuadrarían el elepé como una mixtura ideal entre Their Satanic Majesties Request y Beggars Banquet, ambos de The Rolling Stones.
Parecía que las comparaciones no pensaban cesar y terminan por tanto convirtiéndose en barreras para el libre fluir de la apuesta. Llegados a 1970 cerrarían esa magnífica trilogía de mutación que iniciara Emotions con el álbum Parachutes, otro vinilo conceptual que intentaba comprender y dar posibles explicaciones a la dualidad de los últimos valores establecidos en el mundo.
por Sergio Guillén