El grupo liderado por aquel carismático vocalista llamado Donald M. Dokken será uno de los más recordados de la época ochentera.
Siempre se tienen en cuenta antes otros nombres que representaron el “heavy metal” americano de mediados de década, tan dispares como Mötley Crüe, WASP, Quiet Riot, RATT o los glamurosos Bon Jovi, pero DOKKEN no sólo lo personificaron también, sino que además lo definieron, con cuatro LP's de una calidad apabullante, despuntando con este, su segundo, como una formación de puro “heavy” con un gancho comercial muy particular.
Nada menos que a mediados de los '70 estaba dando guerra ya Don Dokken, con su banda Airborn, donde se encontraba la base rítmica de la futura alineación de RATT, Juan Croucier y Bobby Blotzer, aunque siempre hubo cambios en el seno del grupo.
Al final de década grabaron su primer “single”, “Hard Rock Woman”, respaldados por el productor Drake Levin. Uniéndose al cantante angelino el guitarrista Greg Leon, el bajista Gary Link y el batería Gary Holland, el nuevo conjunto se fue a hacer las germanías y allí conocieron al productor e ingeniero de sonido de ACCEPT, Michael Wagener.
Éste decidió marchar a Los Ángeles para tomarse unas vacaciones, junto a la banda, que aprovecharon el momento para grabar algunas canciones más con Wagener tras los controles, cosa que luego lamentarían, ya que éste pondría ilegalmente en circulación bajo el sello Repertoire Records ese EP un poco más tarde, con el nombre de “Back in the Streets”.
Pero la línea se volvió a romper, yéndose Leon a probar suerte con unos tipos llamados Quiet Riot y Holland aterrizando en la primeriza formación de Great White. El experimentado guitarrista George Lynch (influenciado por gente como Michael Schenker, Muddy Waters y Randy Rhoads y pionero del “tapping” a dos manos incluso antes de que Eddie Van Halen lo popularizase) y el batería Mick Brown, llegados de una banda llamada Xciter, unidos al regreso de Croucier, pusieron rumbo junto a Don para seguir girando, y pasaron otra vez por Alemania, intentando fichar por alguna compañía. Les llegó la suerte al poco tiempo, gracias a Wagener y al manager de ACCEPT, Gaby Hauke, con los que siguieron grabando, siendo apadrinados por la discográfica francesa Carrere Records.
De esa fructífera conexión nació el primer disco del grupo, “Breaking the Chains”, grabado en los estudios Dierks en 1.981. Varias curiosidades sobre las acciones de los integrantes envuelven a este LP, como que las primeras ediciones no salieron bajo el nombre de DOKKEN, sino de Don Dokken, o que Peter Baltes, bajista de sus amigos ACCEPT, tocaría en casi todos los temas. Mientras, Dokken ponía su voz para los coros del “Blackout” de Scorpions, que estuvo a punto de sustituir a Klaus Meine por la afección de garganta de éste, y Lynch, Croucier y Brown se convertían en músicos de sesión ayudando al vocalista Udo Lindenberg.
“Breaking the Chains” hizo que los chicos empezaran ganándose a los “metalheads” europeos de la nueva década, antes que a los de los EE.UU., curiosamente, con un trabajo que recogía el testigo de la N.W.o.B.H.M., sonando un poco como una mezcla de los primeros Def Leppard y los RAINBOW del “Difficult to Cure”. Trallazos como “Live to Rock, Rock to Live” y “Breaking the Chains” se veían cara a cara con los más comerciales “I Can't See You!” o “Seven Thunders”, adelantándose a lo que las bandas americanas ofrecerían uno o dos años más tarde. Se podría decir que muy pocos sonaban como DOKKEN en aquel momento.
De vuelta a América se encargó del management Cliff Bernstein, quien les hizo entrar en Elektra Records con la idea de que se reeditara aquel primer álbum, cambiando el orden de las canciones y dándoles más publicidad.
El 18 de Septiembre de 1.983 salió la 2.ª publicación de “Breaking the Chains”, pero no fue el triunfo que la compañía se esperaba (sólo llegó al 136 en el Billboard, en un momento en el que “Metal Health” se alzaba con el primer puesto), quienes pretendían despedirlos y pasar a otra cosa.
Esto recayó en el tour que tuvieron que dejar por falta de fondos, siendo teloneros de Blue Öyster Cult, debido al fracaso de aquella maldita reedición. Gracias a los managers, que suplicaron a los ejecutivos de Elektra, DOKKEN fueron colocados entre la espada y la pared con la obligación de hacer un trabajo de éxito o irse a la puñetera calle lo más rápido posible (a veces, bajo circunstancias de presión, llegaban a salir muy buenos discos). Pero antes de seguir con ellos, Juan Croucier se fue otra vez a ver si tenía más éxito con Mickey Ratt, posteriores RATT, siendo reemplazado por Jeff Pilson, que venía de Cinema.
Además hay que nombrar la cantidad de veces que George Lynch era despedido y readmitido por el vocalista, el cual no llevaba bien la continua lucha de egos que ambos se disputaban. En esos lapsus, Don probó con Warren DeMartini (que si ya existía tensión con Lynch habría sido interesante ver a este guitarrista lidiando con Dokken) antes de que éste eligiera también RATT. George, por su parte, hacía demostraciones frente a Osbourne, quien perdió contra Jake E. Lee, para sustituir al recientemente fallecido Randy Rhoads.
La realización del segundo esfuerzo musical de los angelinos no sería precisamente un paseo por un camino de rosas (más bien sería por un campo de minas antipersona). Por los problemas de arrogancia de Lynch y Dokken la composición se dividió en dos grupos, por un lado estaban George Lynch, Mick Brown y Jeff Pilson y por otro este último y Don Dokken.
Por si fuera poco, el cantante quería que su (por aquel entonces) amigo Wagener se encargara de la producción, no obstante todos los demás se negaron, de modo que Elektra contrató al veterano Tom Werman, que había trabajado con Ted Nugent, Molly Hatchet y Mötley Crüe, entre otros.
Sin embargo, para aquel nativo de Boston la situación fue de lo más ardua, ya que tuvo que lidiar con los encontronazos de Dokken y Lynch en cada momento, sin contar sus ataques de ira descontrolados por el alcohol y cocaína que se metían entre pecho y espalda, y con el ingeniero de sonido Geoff Workman, cuyo comportamiento no hacía sino agravar la situación. Werman se acabó marchando de vacaciones, mientras Michael Wagener era inmiscuido secretamente por Don para ayudarle en sus partes vocales y Elektra se encargaba de meter en el ajo al también experto Roy Thomas Baker en sustitución de Werman...sin duda una auténtica jaula (musical) de grillos.
Y con todo eso, el 14 de Septiembre de 1.984 salió por fin el resultado de tantísimos conflictos y horas de insomnio; con una enorme tenacidad empleada y la lucha contra el despido como aliciente principal obtuvieron su recompensa, que se llamaría (muy apropiadamente) “Tooth and Nail”. Sin duda Elektra tuvo lo que buscaba, con el LP subiendo 87 puestos en el Billboard (desde el 136 del “Breaking the Chains” al 49 de este último), llegando a Platino en EE.UU. y con tres “singles” situados en puestos más que decentes en el Mainstream Rock Tracks, facturando (aunque accidentalmente) uno de los más espectaculares discos de “heavy metal”, con una combinación arrolladora de fuerza y comercialidad a partes iguales, resultado de haber contado con tres productores musicales de distintas miras y enfoques, adivinándose el lado más puramente “rockero” de Werman, con algunas vertientes de “speed” que son influencia directa de Wagener y ese toque final de escarceos melódicos entre “pop” y “glam” que sin duda era la marca de la casa de Baker.
Ese revoltijo de estilos hizo que DOKKEN se colocasen como una de las formaciones americanas clave para entender el paso del “heavy metal” más crudo al “glam metal” tan “light” y adictivo que tanta gloria alcanzaría poco después. Definiéndolo, su estilo podría catalogarse como “heavy metal” melódico.
Sus nueve canciones son perfectas muestras de calidad compositiva; asimismo, cuando uno conoce bajo qué circunstancias fueron compuestas llegan a estimarse aún más:
-Un intenso “riff” de guitarra acústica “in crescendo”, “Without Warning”, comienza para meternos en el sonido del disco. Se funde con unos teclados y una épica guitarra eléctrica, que rápidamente se queda en primer plano, haciendo que la tesitura del sonido crezca paulatinamente. Entonces llega, de forma inesperada, el tema que da título al disco, con Mick Brown desenfrenado y una muestra de “speed metal” que parece hecha por ACCEPT.
“Tooth and Nail” es la carta de presentación perfecta; acelerado, épico y con un poder “metálico” sin igual. Todo suena perfectamente cohesionado y los integrantes demuestran lo que valen como músicos, aunque sin duda el que se luce como nadie es George Lynch, con su solo a toda pastilla lleno de vertiginosos “licks”. La letra, muy apropiada para el momento que vivía el grupo, tampoco desmerece: “Una vida desesperada, conduciéndome a la locura, se va poner muy difícil. Todas nuestras esperanzas se ven colisionadas y los sueños que una vez tuvimos sólo vemos que se desploman. Desgarrando por el día, quemando por la noche. ¿Cuánto tiempo llevará romper este maleficio?; hay que ir a lo más alto luchando a brazo partido”. Convertida en estandarte desde que se compuso, este es, sin temor a equivocarse, el mejor y más famoso tema de DOKKEN, una pieza legendaria del “heavy metal” de los '80.
-“Single” muy popular en la época llegando al 27 en el Mainstream, “Just Got Lucky” crea un gran contraste con la anterior, siendo una de las más comerciales del LP.
Un estilo más “pop” y “glam” se desarrolla en el tema con ese “riff” tan conocido. La letra, que habla de una relación amorosa fallida que termina de manera muy melancólica con la chica, va perfecta con el sonido, con un aire a Def Leppard, aunque evidentemente más “heavy”.
-Podría haber sido “single”, pero no lo fue. Se nota que Roy T. Baker metió mano aquí.
“Heartless Heart” es otro corte de aires melódicos, con un estilo que presagiaba lo que Bon Jovi o ICON iban a hacer en años venideros, uniendo “heavy” y una vertiente muy “glammie”(coros incluidos) bastante emparentada con lo que habían hecho Quiet Riot en su “Metal Health”, por compararla con algo. No hay solo, pero la música y los estribillos son tan adictivos que uno se olvida de eso.
-El espíritu de Michael Wagener aparece en “Don't Close your Eyes”, un tema que no iría mal para los Scorpions o incluso para los Judas Priest de la era “Turbo”.
Goza de un estilo más “metálico”, sin embargo no tan duro como el “Tooth and Nail”, y la técnica de Mick Brown y Jeff Pilson, creando esa base rítmica tan armoniosa, es lo que más destaca de esta canción. Don Dokken sigue demostrando lo bueno que es, dentro de sus propias limitaciones, como vocalista.
Atención a la estructura, porque XYZ, grupo producido por el propio Don Dokken y que sacó su debut en 1.989, hace un “pequeño homenaje” a esta composición en su “Take What you Can”.
-Pesada y con la influencia de la producción de Tom Werman, “When Heaven Comes Down” es una pieza que no queda eclipsada por las otras. Tiene un ritmo más lento pero sus “riffs” y ambiente están llenos de ampulosidad y vigor.
Resulta un vaticinio curioso, donde DOKKEN parecen presagiarse a sí mismos y ofrecer un adelanto del sonido que practicarían años más tarde en su LP de 1.987 “Back for the Attack” (de hecho hay cierto parecido entre ésta y “Lost Behind the Wall”).
Las letras también son muy interesantes, rompiendo el cliché de la típica canción de “heavy” de la época (“Una confusión total, un pecado final, la religión y la codicia de alguien. Los accidentes suceden y a alguno hay que culpar, ¿quién tiene las respuestas que necesitamos? No sé en quien creer, pero sé quien me va a liberar, porque estaré esperando...¡cuando el Cielo se desplome! Hasta el día siguiente, ¡cuando el Cielo se desplome!”).
-De nuevo, en gran contraposición con la anterior, y en la misma línea que “Just Got Lucky”, se expone “Into the Fire”, pero se nota mucho la maña de Baker aquí.
La guitarra acústica de Lynch con unos envolventes sonidos de teclado unidos a la energía propia del tema, apoyada sobre todo en el solo y el tándem Pilson/Brown, hicieron de este corte un buen “single” que se puso el 21.º en el Mainstream Rock y que además formó parte de la banda sonora de la 3.ª parte de la saga de “Pesadilla en Elm Street”, junto a la otra también de DOKKEN, “Dream Warriors”.
-Quizás con “Bullets to Spare” la fórmula de comercialidad y poder “metálico” tan imperante en el LP empieza a repetirse demasiado.
Parece ser la canción de relleno, una casi clavada a la anterior “Into the Fire” y que si se mantiene decentemente es por su coreable estribillo, el solo tan épico de Lynch y, quizás la letra, que habla de una tórrida noche entre un hombre y una mujer, utilizando la metáfora de que él tiene un arma cargada, con su objetivo fijado, su mano a punto de apretar el gatillo y con la chica sin sentir miedo por lo que va a ocurrir (los músicos de L.A., como siempre, manifestando su sensibilidad).
-La que triunfó en los “charts” fue la épica “power-ballad” “Alone Again”, llegando al 20.º puesto en el Mainstream y al 64.º en el Billboard Hot 100.
El vídeoclip, que no dejaba de ser un cliché por entonces, con la banda tocando el tema en directo y sólo el cantante metido en la historia que narra la canción (la depresión que sufre un hombre tras una ruptura) tuvo mucha rotación en la MTV.
En general, vista con perspectiva, en la época de las “power-ballads”, esta composición tan melódica y poderosa merece permanecer entre las mejores de los '80 y de la discografía de DOKKEN. Don canta como nunca, con una profunda voz pletórica de fuerza y, como siempre, Lynch deslumbra a las seis cuerdas.
-Para terminar con un par de narices, como la buenísima banda de “heavy” que son, se desmelenan y rompen la calma de “Alone Again” con una muy cercana a “Tooth and Nail”, “Turn On the Action”.
De nuevo el “speed” influenciado por la producción de Wagener hace que los angelinos se pongan al rojo vivo para dejar a los fans sin respiración. Un fastuoso corte lleno de velocidad que resultaría el mejor para acabar con un concierto, con toda la audiencia haciendo “headbanging” y las yemas de Lynch volviendo a quemar las cuerdas de su Charvel.
Muchas revistas como Kerrang! alabaron a los chicos, infinidad de críticos colocaron a “Tooth and Nail” como un estandarte en el “heavy metal” y vital para comprender la transición que el género sufrió a mediados de la década de los '80 y los vídeos para los “singles” no dejaban de emitirse en la MTV. Y aunque 1.984 fuese un año en que surgían trabajos de bandas del mismo rollo a mansalva (tales como los debuts de Alcatrazz, Black 'N' Blue o RATT, y otras buenas obras como “Walkin' the Razor's Edge”, “Sign in, Please” o “The Blitz”), intentando competir unas con otras, fue DOKKEN una de las que más destacó.
A esto siguieron multitud de conciertos con otras enormes bandas (Y&T, KISS, Twisted Sister, DIO, LOUDNESS, etc.), la calurosa acogida de los jóvenes fans del momento, convirtiendo a DOKKEN en uno de los bastiones del género, y el hecho de que Don y George Lynch tenían que soportarse como fuera por sus fans, algo que seguiría percibiéndose en el seno del grupo.
Luego vendría el también Platino “Under Lock and Key” ('85), más enfocado hacia el “glam metal” y fueron subiendo cada vez más posiciones en el Billboard, hasta que llegó “Back for the Attack”, que quedó 13.º...
pero para ese entonces DOKKEN ya eran muy grandes.
Temas
1.Without Warning 00:00
2.Tooth and Nail 01:33
3.Just Got Lucky 05:14
4.Heartless Heart 09:48
5.Don't Close Your Eyes 13:18
6.When Heaven Comes Down 17:27
7.Into the Fire 21:12
8.Bullets To Spare 25:36
9.Alone Again 29:13
10.Turn On The Action 33:34
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