Hay algo intrínsecamente positivo en el hecho de que un disco, nada más arrancar su giro frente a tus ojos, te recuerde al Raw Power de los Stooges. “Mil Años De Amor En El Infierno”, la pieza despertador, el encendido lógico de Kamikaze Diablo, no solamente te inyecta ese subidón instantáneo en el flujo sanguíneo; es que además transforma a aquel Iggy Pop, que cantaba a su paso de guepardo callejero y a un corazón rebosante de napalm, en una materia explosiva llamada Star Mafia Boy que, mientras te clava su riff de guitarra entre las cejas, te exclama al oído: «Nos vemos en el infierno... sabes que no voy a llorar».
Star Mafia Boy en 2014 es nuestro Mafia Boy de siempre, el infalible, el que ha entregado su corazón al rock and roll sabiendo que la música hecha con mordiscos de realidad no pide jamás rescate, que se queda con las almas de los sinceros, los entregados, los valientes; y eso es este músico, un guitarrista y vocal que en Kamikaze Diablo nos vuelve a hacer recorrer los callejones de su ciudad sónica, de su emocionante latir, del peligro que conlleva vivir en el filo de la navaja. “Siento Tu Envidia”, “Sabes Que Daré Con Mis Huesos En Prisión”, “Ya No Hay Dolor” –muy psychobilly ella– o “No Dejes De Bailar”, por nombrar algunas de las vitaminas de este cóctel energético, nos presentan a un músico en plenas facultades, con la vitalidad del que sabe que el mundo sólo te lo puedes comer si abres bien la boca y le pones empeño... y él lleva décadas sin parar de darle certeras dentelladas.
Kamikaze Diablo, además, contiene algunas de las colaboraciones más curiosas que te puedas encontrar actualmente en un disco; músicos tanto de la vieja guardia como de la última escena rock, miembros de conjuntos como Punto De Mira, PL Girls, Moscu Babies, La Frontera, Nancy Hole o Banda Cojones, profesionales que se han sentido en consonancia con un Star Mafia Boy que pone tanto cuerpo como espíritu en todo lo que hace.
por Sergio Guillén