El título de un álbum de Peter Frampton (muy acertado) viene perfecto para la despedida al gran Jeff Beck.
Tiene que morirse alguien para leer perogrulladas en las redes como......"Acabo de descubrir que el sonido de Led Zeppelin está en los primeros discos del Jeff Beck Group".
Pues claro. Fue el primer expolio gordo de Jaimito. Con el consiguiente cabreo del propio Jeff. Procedente de The Tridents, su empaque y categoría no era ningún secreto en los círculos rockeros del Swingin' London. Y es fichado por The Yardbirds cuando Clapton abandona la nave, horrorizado por el éxito del popero y beatleliano "For Your Love" (quién lo ha visto y quién lo ve!). Pero Beck sujeta el timón con fuerza y les ofrece algo esencial : Evolución. Para cuando llega Jimmy Page, todo estaba ya hecho. Sólo le queda aprender algunas cosas con el rabillo del ojo, que le van a venir muy bien con posterioridad en los New Yardbirds. Antesala de Led Zeppelin.
Mientras, Jeff Beck Group editan las bases del hard rock, con "Truth" (68) y "Beck-Ola" (69). Y "Rough and Ready" (71) y "Jeff Beck Group" (72) inventan el hard rock funk.....Glenn Hughes tomará nota para sus Trapeze. Ésos discos darán pie a los fantásticos Hummingbird, de los que Beck llegó a ser parte. Pero la reunión del supergrupo Beck, Bogert & Appice, con la sección rítmica de Vanilla Fudge, le puede. Y tras un homónimo de estudio y un directo en Japón, ambos atómicos, cierra otro ciclo. Aquello se quedaba limitado a su técnica.
Y el boom del jazz-rock es territorio ideal para su desarrollo a la guitarra. "Blow by Blow" (75), "Wired" (76) y "Live with the Jan Hammer Group" (77) consolida la trilogía sagrada de ése período.
Vendrán los 80 y su eclecticismo, pero siempre de nivel estratosférico. No quisiera olvidar un álbum como "Guitar Shop" (89), en plena fiebre shred 80s. Y cómo les dio una lección masterclass a todos aquellos "guitarristas del siglo" semanales. El classic rock'n'roll 50s fue siempre parte de su ADN. Y tanto con The Honeydrippers (con Page y Plant) como con su tributo a Gene Vincent, "Crazy Legs" (93), hizo excelente gala del estilo. En los últimos tiempos había modernizado sus producciones, con electrónica cercana al dance, no muy de mi gusto. Aunque todavía con una intachable proyección de su guitarra. Ahí seguían sus finuras al trémolo, glissandos, wah wah y todos los tics clásicos de su estilo. El entorno sonoro había cambiado, pero no él. Ése concierto en el Ronnie Scott's Club lo puse en mi Hendrix-bar un millón de veces. Con ése instante mágico en que Beck se deshace en elocuentes elogios ante el galáctico sólo de bajo de la entonces niña, Tal Wilkenfeld. Algo absolutamente inolvidable. Ahí resumiría yo la grandeza y humildad de Jeff Beck. Se captó ante la cámara.
Sin él, la Sagrada Trinidad de la guitarra eléctrica rock, Hendrix - Van Halen - Beck, desaparece para siempre.
En mi opinión, sólo Steve Vai reúne condiciones de los tres para ocupar su puesto en el trono. Tiene el show y fuego de Jimi. La técnica endiablada de Eddie. Y el Arte del Control de Jeff. Ése Arte inalcanzable que pocos llegan a atrapar, como si el mástil fuera un desarrollo natural de su propio cuerpo. Una ramificación del corazón. Un Arte que lo hizo el más grande de su estilo. Adiós, Maestro.
J.J. IGLESIAS