Para 1974, la fiebre mooger y el síndrome del teclista alquímico, del multiinstrumentista druida, se había extendido por todo el mundo. El año anterior Rick Wakeman había editado "The Six Wives of Henry VIII", álbum para mí nunca superado. Y Mike Oldfield su "Tubular Bells", al que le pasa lo mismo. Demasiado todo de golpe. Eso creó afición, lo que es siempre positivo.
En Australia, Chris Neal editó su "Winds of Isis". Tan desconocido por éstas latitudes como magnífico trabajo. No todo fueron borrachuzos rockers pendencieros por aquellas áridas tierras. Neal creaba una mezcla apropiada de los dos "vacos sagrados" referidos. Con omnipotente tecladina a base de sintes, Mellotron generoso , Hammond B3 persistente, Celeste, Clavinet, Leslie Wah pedal y demás parafernalia. También le daba muy bien a las guitarras con y sin enchufe, percusiones, batería, bajo, glockenspiel, bells (cómo no!), mandolina, bottleneck o armónica. Invitados había en dos cortes, Bill Graham (sin relación) al bajo y Laurie Kemp en batería. Producía el propio Neal en los EMI Studios de Sydney.
El "Prelude" (3'07) de ésta (por supuesto!) obra conceptual fantástica recordaba en su inicio mellotrónico a Dave Greenslade. Del que encuentro paralelismos con su "Pentateuch of the Cosmogony".
"Into the Valley of the Ancients : A Glimpse of Isis" (6'55) ya abría más puertas oldfiedescas, con inclusión de acústicas y Hammond organ. Particularmente está muy cerca del sueco Bo Hansson también. Casi apostaría a que ése bajo preponderante es un Rickenbaker. Que en concordancia con el mini-Moog, ofrecen una sonoridad muy Yes de aquel momento. Una bella estampa de aquel tiempo. "Full Moon Lightning-The Acid Test" (3'45) demuestra que Chris Neal también se desenvuelve ágil a la guitarra eléctrica. Aunque la analogía de síntesis lo envuelve todo, y además muy bien. En un entorno prog rock efusivo y alegre (ya saben.....el "Acid test"!!!).
Sentimiento tribal-místico para "Ritual Eternal - Initiation of the Searcher" (8'25), y más comparaciones con el "Lord of the Rings" de Hansson (y obras posteriores). Los sólos de Moog son con Wakeman en mente, y de nuevo ofrece en bandeja, suculento menú progresivo en el marco temporal adecuado. "Eso" que buscamos todo arqueólogo prog que se precie. Una conscienca proggy auténtica, alma sympho-analógico-descriptiva con olor a fiesta y alborozo.
La segunda cara es para la suite de rigor. "The Legend" (Parts I - VII) (20'43), donde el bueno de Chris Neal se desfoga y vuelve a dejar un excelente sabor de oído (que asco!) con su propuesta y ejecución instrumental superior. Grand Piano wakemano, órgano y Mellotron dominantes, colchón acústico-pastoral. ........Los cambios y pasajes texturales se suceden sin descanso. En una elegante exhibición progresiva que fascina y sorprende su nula relevancia en el resto del mundo. Pero en éste género, eso es casi moneda corriente!
J.J. IGLESIAS