A pesar de que desde mediados años setenta los catalanes Klamm asentaron su sede de operaciones creativas en el faro de Montjuic entre otros puntos de la Ciudad Condal, y de que hasta el año 1983 no sería publicado su primer y único trabajo discográfico, los músicos que hicieron posible esta aventura musical siguen formando parte del trastero del anonimato dentro y fuera del circuito Underground.
Klamm fueron un fenómeno único e irrepetible que sucedió en la innovadora y siempre relevante escena catalana para desligarse de compromisos con satisfacciones ajenas y elucubrar improvisaciones que llegarían a desembocar en un la práctica de un lenguaje musical hecho para el mundo, procedente del propio mundo influenciado por Can o los King Crimson más camaleónicos de la era previa y posterior a la etapa del icono británico con Adrian Belew, entre otros ingredientes sonoros orientales.
El baterista Antonio Puertas, siempre se ha caracterizado por mostrar inquietud en el desarrollo de conceptos percusivos minimalistas que encajó perfectamente en su aplicación al discurso musical de Klamm, logrando enriquecer la sección de rítmica de la banda dotando la misma de sutileza, originalidad y básicamente transparencia pulcra voluminosamente orgánica.
Antonio Puertas todavía manifiesta su especial gusto por las ilusiones rítmicas, la aplicación de subdivisiones de semicorcheas entre otros amplios despliegues de recursos de gran tecnicismo labrados a propio pulso sin más escuela que su persistencia y constancia en la exploración rítmica. Su precisión en la interpretación y su consecuente ejecución dentro del tempo más preciso en un determinado compás en cualquier métrica, constatan una de las armas más poderosas de éste relevante y desconocido músico.
Quienes tuvieron el privilegio de presenciar a la banda en directo entre otros locales de Barcelona el Pub Quirófano o las Salas Metro y María antes y después de la presentación del álbum Africa Roja, gozaron de toda experiencia que nunca ha logrado encontrar la palabra adecuada que pueda definir con exactitud la impresión generada en sus oídos y retinas, generada aquellos hipnóticos conciertos de Klamm.
Posteriormente a la desaparición de Klamm, la música procedente del mundo ha seguido su curso hasta la actualidad dejando consigo otras grandes propuestas de gran interés, pero Klamm, tras largas décadas de vigencia y extinción siguen siendo un fenómeno único, irrepetible e insuperable dentro de la escena del Underground acontecido en España. Una formación que siempre resplandeció en la vigilancia sin colapsar al caos, y en especial entre sus músicos, uno de los responsables de este sublime exposición de vanguardia fue el baterista Antonio Puertas.
Luis Arnaldo Álvarez (Baterista y Locutor profesional independiente)