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Channel: ROCK LIQUIAS
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Hot Tuna – Yellow Fever (USA 1975)

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 Jimmy Reed vio la luz en una de aquellas señoriales plantaciones del viejo Delta de los años 20. El tipo bañó su piel negra en las aguas del Mississippi y sumergió el Blues de sus ancestros dentro de lo más profundo de la corriente del inmenso río para que al emerger, una vez purificado en su dolor el anciano y gritando más libre, reinventara su propia historia...como un nuevo niño que viera el futuro al abrir su mirada descubriendo el cielo. Reed fue de los que electrificó los lamentos del negro americano y cantó al amor de su chica, a la vida y al dolor, la tristeza y la fe, transmitió visiones de solemnidad y belleza turbia a una gran parte de los músicos blancos que al escucharle con entusiasmo, se apropiaron del clamor de la tierra maldita y de la maldición del gemido africano enchufando sus guitarras a un volumen de delirio y ángeles.



Uno de esos músicos, engendrado en la revolución del amor y las flores en California fue Jorma Kaukonen, talento en gracia de los que el hippismo ácido de los 60 convirtió en trovador de antiguas visiones para la nueva generación del ROCK que quiso ser mesías. Jorma fue rápidamente conocido entre las huestes del incienso por formar parte del griterío contra-cultural de Jefferson Airplane, grupo de estandarte en vuelo para las trifulcas del LSD que hizo flotar en sueños la bahía de San Francisco y dentro del cual, coincidió como destino de fortuna para el resto de su vida ya, con Jack Cassady, el bajista y amigo fiel de los días de escuela junto al cual y tras saltar en acción de valentía desde el ya defenestrado aeroplano Jefferson a principios de los 70, llegó a aterrizar en terruño de fuerza sacra para en poco tiempo, una vez plantada la semilla del pez azul con los ojos fijos en el horizonte, crecer como un roble de acero virgen iniciando esa maravillosa aventura de raíces y músculo etéreo que fue (sigue siendo) HOT TUNA.

La vertiente acorazada, titánica de la música del Atún Caliente, una vez se concentra la energía en potencia bruta de trío todo lo que se atesora de los días del ácido, supone, en dos o tres magníficas grabaciones de estudio que culminan con el testimonio de un doble álbum en doble dosis de directo que rezuma grandeza decibélica por tres de las cuatro caras que lo comprenden, una de las más excepcionales muestras de lo que fue la alta energía del Rock de la Costa Oeste ya en tiempo tardío, cuando las guitarras eléctricas distorsionadas del estilo ya habían templado su propia naturaleza de progresión avanzando hacia lo que el volumen y la testosterona metálica disponían como templaría vanguardia recorriendo las urbes del mundo.



Es entonces cuando el sonido de los antaño héroes del incienso beatnik reproduce en toda su atronadora descarga, vísceras y aspereza dulce de lo que el alma del negro y la melancolía pentatónica de los campos de algodón, sembraron para las huestes púrpuras del baby boomer...el Blues, el Country, el Ragtime que en la guitarra parda de Kaukonen se huele, se ingiere, se derrama como pócima de shamán maldito en acto de ceremonia mística en comunión con el Universo, muta...todas esas confidencias acústicas de iluminado maestro que los surcos de la discografía en estudio del grupo hasta entonces habían mostrado como elemento esencial para la invocación de un tiempo ya remoto, se convierten en estos discos de fuerza y a través de la amplificación intimidante del nuevo Atún-Ballena, en una desproporción de riffs, ritmo pesado, de acordes wah-wahsionados que definen la vivencia de su extrema dureza, solos de guitarra ultrasónicos en pleno delirio de improvisación que sostenidos por el bajo elefante de Cassady, la tensión ruda del pellejo que golpea Bob Steeler en su kit de batería, impulsan como una catapulta cósmica la potencia del grupo consiguiendo que Jimmy Reed y otros también como Jimmy, evocados en todas sus virtudes de género y frecuencias de método elemental, se inflamen explosionando como un Big Bang. 

Se abre la fiebre con la virulenta prótesis de "Baby What You Want Me To Do" y la guitarra de Jorma rasga la epidermis para que Reed aflore desde el vientre del grupo convertido en pantera de fuego, un flash cegador. Luego estremece la enigmática "Hot Jelly Roll Blues" del poco o nada conocido George Carter, un tipo que según parece grabó tan solo cuatro canciones a finales de los años 20 y que Jorma en su condición de erudito en materia de arte negro musical de Blues no duda en tributar haciendo saltar chispas de su guitarra. De su colega Greg Douglas, quien fuera músico para Steve Miller, The Pirates o John Fogerty entre otros ilustres nombres de la bandera, tocan "Song For The Fire Maiden" y desde luego la majestad melódica de "Free Rein", o "Bar Room Crystal Ball" compuestas entre otras  por Kaukonen, completan el repertorio del álbum con la rotundidad que tan solo un maestro consigue cuando el momento se impone y la inspiración le concede crédito.

Entre 1974 y 1977 HOT TUNA atruenan como cañón napoleónico, y de los discos que suministran la pólvora y hoy forman parte de lo que la música proporciona al recuerdo, "Yellow Fever" se concentra en espíritu y sangre haciendo sonar la América profunda que le alimenta desde los campos con una asombrosa capacidad para seguir siendo parte hoy de una fenomenología social que ya es historia y que alumbra sin consumirse como un coloso invisible que ardiese en llamas. 

Todo lo que suena en este disco se percibe envuelto en un grado de pureza mágica tan cristalina, tan auténtica, que sería desde luego absurdo perseguir  en su escucha cualquier signo de imprecisión, debilidad o extravagancia,  no hay nada superfluo dentro del estómago incendiado del gran Atún Caliente. 



Editado a finales de 1975, "Yellow Fever" paso tan desapercibido como suele hacerlo la idiosincrasia perdida que se confunde con la realidad de un tiempo que ya no precisa reflejos. Y aunque "Hoppkorv" el siguiente LP, será un año más tarde en 1976, continuación de estrategia dura para el grupo en lo que irá remitiendo poco a poco en su capacidad de reinvención a favor de una serenidad acústica como modelo de regresión espiritual hacia los tiempos de terruño que vieron nacer al grupo, la tremenda disposición de Jorma y Cassady hacia las  formas más robustas del Blues, ya nunca llegará a ser tan reveladora como lo fue a través de la Fiebre Amarilla, disco de sensaciones diversas que amplifica la inspiración que le vio nacer y reproduce emociones y experiencias ya difíciles de consolidar hoy sin tener en cuenta la visión de la nostalgia. 

José Carlos Sisto


Temas

00:00 Baby what you want me to do

06:44 Hot jelly roll blues

11:08 Free rein

15:25 Sunrise dance with the devil

19:55 Song for the fire maiden

24:18 Bar room crystal ball

31:13 Half-time saturation

36:02 Surphase tension



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