España 1975, año Cero para muchas personas, demasiadas. Teniendo presentes las circunstancias en las que se encontraba el país, toda la cultura que se había mantenido oculta esperando su oportunidad va a ir asomándose lentamente, con precauciones, con inocencia, pero sobre todo con una ilusión que les desborda.
TRIANA ,un trío de chavales, dos sevillanos y un gaditano, se habían juntado con la intención de crear una banda en la que destacaba Jesús De la Rosa por encima de todo, sin menospreciar el talento de Eduardo y Juan José, pero es que Jesús era especial, un hombre de aspecto melancólico con una sensibilidad desmesurada, que se va a encargar de escribir, cantar y tocar los teclados y que nos va a dejar claro que fue uno de los españoles que mejor entendió y conectó con el espíritu y la concepción del rock sinfónico y progresivo.
Lo que no sabían estos chicos era la dimensión que iba a alcanzar su rock. El arraigo andaluz de la tierra que desparraman a través de la guitarra y voz, combinado a la perfección con las creaciones progresivas de los teclados, van a dar lugar a un sonido propio, nunca antes escuchado, y que tantos y tantos otros conjuntos van a adoptar sin prejuicios. CAI, GUADALQUIVIR, MEDINA AZAHARA, AZABACHE, MEZQUITA, etc. y muchos más se convierten en exponentes del movimiento abanderado por TRIANA y conocido como "Rock andaluz". Una explosión de formaciones adoptarán el estilo llevándolo hasta sus últimas consecuencias. El abuso y el deseo de vender con la etiqueta de rock andaluz hizo que el sonido cayera en picado mediatizando el mercado que terminará nutriéndose de mediocridad y productos basura.
El debut "El patio" es un disco que se había elaborado despacio, cuidando mucho la producción. Es un trabajo que desprende sentimiento, avalado por las letras de realismo mágico y de gusto por el universo que nos rodea. La música nos va a mostrar la capacidad para construir temas con trama, nudo y desenlace, de largo minutaje, variados, con fases diversas y versátiles, desarrollos instrumentales magníficos ("Sé de un lugar", "Abre la puerta"). Cortes que nos mantienen atentos, y que son conquistados por la maestría de los teclados de De la Rosa, demostrando su capacidad compositora; una guitarra flamenca que realiza una labor asombrosa y muy elaborada punteando y caracoleando adornos a esas pantallas de teclados, y una batería solida que cuando se le permite, se deja lucir. No debemos olvidar las intervenciones de agregados como Antonio Pérez a la guitarra eléctrica, muy profesional los pocos instantes que interviene o la labor callada del bajo a cargo de Manolo Rosa.
Es difícil decir cuales puedan haber sido sus influencias. Yo diría EMERSON, LAKE AND PALMER en detalles concretos de facturación de algunos temas y guiños a la psicodelia que se dejan entrever en ciertos brochazos.