Ya ha llovido (aunque menos de lo debido), desde que descubrí en los primeros 90 a Ozric Tentacles. Con aquel increíble "Jurassic Shift" (1993), que me abrió de par en par las puertas de una nueva percepción que creía cerradas para siempre con la era dorada de Gong. Eran los tiempos del Neo Psych UK, auténtica corriente underground de los que quizá, sean ellos los únicos supervivientes, junto a los renacidos Sundial. Eso sí, muchos cambios de formación y siempre Ed Wynne al pie del timón.
Ahora acompañado por la familia. Brandi Wynne (bajo) y Silas Neptune (Wynne) a los teclados. Tim Wallander en la imponente batería. Ayuda a las congas Paul Hankin y la flauta de Saskia Maxwell. Ed toca guitarras, sintes, bajo y produce. Es su nave, y se nota. Por ello los cambios nunca son drásticos entre álbumes. Sin embargo, asistimos una vez más a un desfile incomparable de estilos que se conectan, marca de la casa : prog, jazz rock, reggae dub, space rock, World music, psych, ambient, Berlín School, rave music, hindú-andalusí.......
"Storm in a Teacup" (9'30) entra como un cañón, o una batería de ellos más bien. Los graves echan para atrás y el ritmo, en equipo con secuenciación y guitarras, dispara la imaginación hasta el infinito. Wallander es un colosal percusionista, que hace de los actuales Ozric un ente poderoso que roza el hard rock. Ed tomó hace años el relevo de Steve Hillage, ejerciendo con estruendosa convicción. Igual pueden gustar a un fan de Joe Satriani que a un parroquiano del Monegros Desert Festival. Así de amplio es su catálogo cromático. "Deep Blue Shade" (5'08) es kosmische-rave tal y como siempre debió de ser. Artesanal. Con un grupo de sólidos instrumentistas que tocan como dioses. Y no un fulano con un pendrive pintando la mona. Aquí hay composición, inteligencia, inventiva, profundidad cerebral. Cosas que hoy suenan a chino. Porque tan fácil es engañar en música como en política.
La flauta anula la gravedad y traspasamos umbrales de belleza inaudita en "Lotus Unfolding" (8'10). En directa conexión con el misticismo kraut de unos Limbus 3, Embryo, Between, Dzyan o Lothar Meid.
"Crumplepenny" (9'54) abre la cara B con botánico space rock de flamencoide inspiración y traviesos sintetismos juguetones. Intercalando con eléctricas despavoridas y fulgurantes. Y ritmos étnicos propios de Shakti. Silas es ya un sintetista consolidado, perfecto para las complicidades paternales, tal para cual.
Persisten los exotismos jazz rock en "Green Incantation" (7'35), como un Al DI Meola en mutación bastarda "Radio Gnome Invisible". Y una inverosímil rítmica propia de los mejores Brand X.
Por último "Burundi Spaceport" (5'02) es otra fantasía futurista de étnico calado, plena de detalles multicolores. Un jardín de psicotropía efervescente en continua evolución melódica. Que nunca defrauda.
Te dirán que Ozric Tentacles "siempre hacen el mismo disco". Resumen superficial y reduccionista de algo mucho más complejo y elaborado. Porque tras ése sonido tan definido, existe una imaginación ilimitada.
J.J. IGLESIAS