Nada se sabía de los vitorianos Entropía desde su debut en 2018, "Invisible". Parece ser que el motivo de su silencio fue el parón forzoso del 2020.
Pasado el bache, "Eclipses" (2023) toma el relevo con afianzamiento y resolución. Así lo han creído también los alemanes Clestidrium, que editan algo tan familiar en su historia musical. Desde Gasteiz, Entropía comenzaron su andadura allá por el 2014. Siendo un cuarteto formado por Jon Bellido (teclados, voz), Roberto Nieves (guitarra, voz), Lasto (bajo) y Andoni Penela (batería). Fue grabado en los madrileños Brasil Studios, en una mesa analógica Harrison de 1976. Todo fue de hecho, estrictamente analógico. Incluyendo su grabación en directo-de-estudio. Pinta bien. Y así lo confirmo.
Desde el comienzo secuencial de "Thesan" (7'30) y su "floating music" de aspecto teutón 70s. Ingrávida exposición space rock que nos lleva por senderos cósmicos de Wallenstein/ Grobschnitt/ Harlis. Pero con la rudeza ocasional de unos Motorpsycho/ Earthless/ Mastodon. Pasado y presente se funden en una misma cosa. Cosmic stoner? Podría ser. Pero no. La balanza es demasiado poderosa por el lado vintage. Buenas voces y coral "stoned" (no confundir), en castellano, que recuerdan a bandas históricas de aquí. Ritmos algebraicos que levitan y finísima guitarra que suelta pasos demoledores. Excelente entrante.
"Dysania" (6'37) toma ambiental progresivo de sutil fluidez histórica. Como unos Granada/ Azahar/ con injerto de Groundhogs/ Blonde on Blonde/ Home. Y gozan de similar nivel. En serio.
Con acústica reflexión llega "Tarbes" (9'35), exprimiendo un surreal efecto de voz que resulta, y una posible pretensión crimsoniana, que también. Absolutamente conseguida. Si te desconectan del mundo es que son buenos en lo suyo. Y vaya que sí lo hacen. Delicadeza space-psych como no suele escucharse por éstas latitudes. Y un lógico y esperado cambio anímico que adentra premisas hard fantasy con marca Hawkwind/ Nektar/ Message. Cuatro músicos en trance chamánico con sus instrumentos en estado de gracia. Espectacular el in crescendo climático hasta el final, en un tema que excede previsiones.
De parecida estrategia es "Caleidoscopia" (9'25), con Mellotron y Rhodes jugando con latimerescas notas y un ritmo a la Mike Giles irresistible. Abren portal espacio-tiempo y asumen moderado rol desert-stoner riff. Juegan una vez más con sonidos 70s-90s. Y ésa mezcla se les da de miedo. Arreglan como los grandes, porque lo son. Y ahí se reencuentran con King Crimson sin remordimiento alguno. Precioso solo a la Fripp que suena a clásico. Y un acogedor colchón mellotrónico. Final de granito con tacto de suave textura. Algo que no es fácil.
Terminan en "Polaris" (7'15) con esencia a Módulos o argentino recuerdo, y fluctuaciones heavy psych entrecortadas por un filo prog extenuante. El ritmo ofrece un mundo aparte donde perderse. Y el kraut asoma su pesadillesca ensoñación, en un inmenso paraje hard cósmico digno de Walpurgis, Cherubin, Blackwater Park o el "Fading Beauty" de Faithful Breath.
Otro muy destacado del recién acabado año. Realmente increíble. Hablo en serio.
J.J. IGLESIA