Estuve recientemente en un concierto de ellos y fue como irse a 1968. En escena llevan un museo en instrumental vintage, cuidando todo detalle. No creo que precisen de gym, con ésos amplificadores y Hammond.
Tenemos que situarnos en A Coruña sobre el 2012. Es la fecha aproximada en que se funda Fogbound. Unos locos por el freakbeat y late psych 60s. A partir del 2014 sus singles son venerados en círculos afines internacionalmente. Y no me extraña. Tres, hasta el 2016. Al año siguiente aparece "Fogbound", su único larga duración, que yo sepa, hasta la fecha.
Un disco emocionante, creado por devotos absolutos de un período mágico en el rock. Aquí eran Fabio Mahia (voz, guitarra), Borja Fernández (bajo, ex-Twin Sets), Fernando Vilaboy (teclados, ex-Elephant Band) y Pablo González (batería, ex-The Cynics).
Ya se advertía que el paso siguiente sería acercarse a un progresismo que, sin dejar de lado su pasado, exhiben hoy magníficamente. Joer, pero si parecían Cressida!
La intro mellotrónica de "Gazing at my grave" despliega barroco-psych con fidedigna emulación Swingin' London. Esto podría ser banda sonora en Granny Takes a Trip, Kleptomanía y demás boutiques de Carnaby Street. Suenan directos, seguros, contundentes y furiosos. Ése batería me despierta del letargo rutinario. Y es justo él, el que abre "Feeling lije a Greyhound". Como si otro Syd Barrett, en dimensión paralela, hubiera sido el frontman de Please. Melodías de rica y preciada fluidez, con carga emocional que asombra. Hacen canciones redondas, rotundas, que suenan clásicas.
"Eternal Promise" invoca a The Attack, pero le han metido a Vincent Crane. Esto es para dar botes contra las paredes. Material superior. Sin rival.
Vuelve un fondo que huele a Mellotron beatle en "Jane in the Shade". Delicioso proceder para capturar un momento que en Fogbound, persiste sinceramente en sus vidas. Por eso es tan convincente y absolutamente creíble. Lo que sí es increíble es su facilidad para crear ambientes y líneas melódicas de magia psicodélica. En unos pocos minutos llenan todo de ideas y detalles adecuados. Y ahí "Whimsical Girl" se lleva un trofeo. Qué joya de tema. Voces sobrenaturales, teclados de otra dimensión, guitarra pilotando a otros planos, con la cilindrada rítmica de un cohete. Tremendo corte que podría ser de los primeros The Nice.
En "Edward Devine" puede uno enloquecer en un imaginario Middle Earth, (en el UFO tocan hoy un grupo nuevo, Soft Machine, que también). Con homenajes a Fleur de Lys, The Syn, Tomorrow o Elmer Gantry's Velvet Opera. Inmaculado desfase. Y ya un aviso prog a navegantes.
"Arrogant Splendour" suena como si los primeros Who llevaran organada gamberra, que pudo ser. Y una guitarra disparada, claro.
"Emotional Blackmail" es una mutación Hendrix/The Gods, con americanización melódica a la Mandrake Memorial. Poder rítmico que no para en "Run off the groove". A los hermanos Davies les haría tilín, seguro. E "Imagine the End" es ya, para finalizar, casi Deep Purple del "In Rock".
No puedo esperar al nuevo material. Porque ha habido una evolución lógica, sin perder su esencia vital ni sus influencias. Y porque estos treinta y pocos minutos me saben a poco. El mundo necesita más Fogbound.
J.J. IGLESIAS