Continuamos con sintetistas italianos, y hoy con un clásico. Roberto Cacciapaglia estudió piano en su Milán natal, en el Conservatorio Giuseppe Verdi. Tuvo algunas experiencias como manipulador de prototipos electrónicos. Y entró en el grupo de Franco Battiato. En "Pollution" (1973) se encarga de los VCS 2 y 3, así como del pianoforte filtrado.
En 1974 entra en contacto con la crema del cosmic kraut. Conoce a Popol Vuh, Tangerine Dream, Wallenstein o el productor Dieter Dierks. Pero va a ser el gurú cósmico por excelencia, (boss de los sellos Ohr/Kosmische Musik), Rolf-Ulrich Kaiser, quien le produzca su primera obra, "Sonanze".
Desde entonces, ha hecho numerosa música para televisión y publicidad, además de 13 álbumes y 7 óperas. Su último trabajo es "Diapason" (2019), grabado con la Royal Philarmonic Orchestra en los Abbey Road Studios.
"Sonanze" flirteaba con el genuino kosmische alemán, así como el romanticismo clásico italiano. Consta de partes electroacústicas en las que participan guitarra, órgano, Moog, piano, harpsichord, vibráfono y diversos sintetizadores. Originalmente salió sin títulos. Como una única pieza de media hora aproximada. En posteriores ediciones se dividió en 10 Movimientos. En su etérea ambientación inicial se puede apreciar una influencia kraut clara. Así como aspectos de "Alpha Centaury", "Zeit", "Atem" o "Phaedra". También de otros francotiradores alemanes avant del momento, como Walter Wegmŭller o Sergius Golowin. La orquesta entra en una dimensión coral, como un inmenso teclado más. Orientado todo hacia un aura espiritual, de danza sagrada, que repercutirá en su obra posterior. Sobre el minuto 5" irrumpen los sintetizadores al unísono, junto con la gran orquesta. Mostrando magnificencia y solemnidad. Si Tangerine Dream hubiera tocado con una orquesta por ésas fechas, el resultado sería muy similar. La dramática elegancia con que transcurre la composición, nos lo muestra como un Beethoven cósmico. Y no es broma.
Su toque al Grand piano es absolutamente exquisito hacia el "Movimiento 3". Como un Rick Wakeman en sus "Seis Esposas". Y sobre el "Movimiento 5" los sintes y la coral capturan ominosos ambientes, perfectos para una película retro de la Hammer. Seguido de órgano-guitarra-keys de pleno acercamiento sympho-rock, cerca del primer Mike Oldfield.
Vuelve la experimentación futurista con deliciosos momentos de ondas sinuosas y arpegios imaginativos. Es un gran pasaje impresionista, cercano al proceder de Isao Tomita cuando recreaba a Debussy, Ravel, Mussorgsky o Grieg. Timbales gigantescos anuncian otro acantilado de oscurantismo sonoro. Con una orquesta siempre perfecta, comedida, que no se come todo lo demás. Existe un perfecto equilibrio que hay que agradecer y reconocerle a su autor. La parte final exhibe claridad y más positivismo emocional. De posible comparación con Bo Hansson o The Enid, es un final digno de un canto a la esperanza.
"Sonanze" fue reeditado por los barceloneses Wah Wah Records. Y es un clásico menor cosmic kraut, digno de ser descubierto y valorado como se merece.
J.J. IGLESIAS