El dúo norteamericano Skyramps está compuesto por dos exploradores espaciales de amplia experiencia. Mark McGuire viene del proyecto Emeralds, junto a su guitarra y electronics. Mientras que Daniel Lopatin ya ha aparecido por aquí con Oneohtrix Point Never, otro de sus alter-egos, en su arsenal sintetizado. Siempre dispuestos a llevarnos a regresiones berlinesas de altos vuelos.
Como Skyramps dieron vida a éste "Days of Thunder" en una tirada limitada de 75 copias en cd-r, (imagino que la habrán extendido!). Entre NY y Cleveland, en los últimos días de 2008. De instantánea atracción se presenta "Flight Simulator" (7'22), título muy apropiado, para abrir esta suculenta audición. Pronto acomodan al oyente en el período de los primeros 80 en Tangerine Dream, cerca de "White Eagle", "Logos" o "Hyperborea". Muy buena compenetración guitar-synths que nos lleva a Manuel Gőttsching o Achim Reichel en parecidos estilísticos. Reiteración de constante evolución que atrapa al oyente en un magnífico mundo en espiral de sonoridades "retro-fu-turistas", siempre bienvenidas para perderse en ellas. Y no volver.
Una apacible y casi pastoral guitarra nos invita a la siguiente aventura, "Dripping Water Hollows Out a Stone" (9'30). En éste caso el aparente minimalismo a lo Michael Rother pudiera ser la influencia. Que como él, va cambiando su discurso instrumental a cada ciclo repetitivo. Un onírico fondo de sobria calidez FM arropa a la apacible discreción guitarrística. Transmite buenas vibras en un viaje cósmico sin demasiados percances existenciales. El climax in crescendo se muestra jubiloso, posee un rico manantial sonoro, que llena el ambiente en una catarsis musical reveladora. Muy conseguida. La hipotética primera cara sería dada por concluida.
La segunda irrumpe en Berlín School de la más fiel tradición con "Sky Ramping" (6'50), de secuencias rítmicas intangibles pero efectivas, bien sustentadas por desarrollos de mástil de inteligencia frippiana. Que desembocan en un froesiano devenir de hipnosis TD al más puro estilo. Puede que uno de los mejores momentos de un disco sin desperdicio.
La final "Last Time i saw you" (10'12) puede remitir al más etéreo Ash Ra Tempel. Un caramelo analgésico que hace de plácida mecedora meditativa. Convencen y enamoran. Quizá ésta segunda parte (imaginaria) sea todavía más excelente (un poco). Lo que significa que estamos ante un álbum de electrónica fiel a la corriente Berlín School en todo su esplendor. Un disco que hubiera sido legendario de haber sido grabado en los gloriosos 70.
J.J. IGLESIAS