No sé porqué diablos me dio por comprar aquel disco de bella portada, (tal vez por eso), sin saber absolutamente nada de él, en una calurosa tarde de Agosto de 1979. Había pistas. Miembros de Iceberg, un guitarrista con aspecto Fripp, el artwork, temas como "Miskatonic", (yo ya era un gran lector de Lovecraft), temática que también había utilizado Eduardo Bort previamente......
Luego comprobé mi gran acierto. En general era rock progresivo instrumental, que se equilibraba con algo cercano al latín rock. Santana y Al Di Meola en mente. Me enamoré de aquel disco, que sonó insistentemente en mi adolescencia.
El tiempo pasó, y el catalán Santi Picó, muy ligado a la onda laietana, siguió sacando excelente material con músicos como Josep Más "Kitflus", Rafa Escoté o Evarist Ballús. Colaboró con nuestros cosmic rockers más internacionales, Neuronium, hasta llegar a ser parte del mismo proyecto. Otra de sus grandes facetas.
Y ya en 1992 edita "Miskatonic II" (el "I" estaba en el debut). Con portada del gran Tomás C. Gilsanz, habitual ilustrador de las alucinantes presentaciones de Neuronium. Fue su disco electrónico definitivo. Picó se encargaba de guitarras, sintetizadores, producción, música y arreglos. Destacando el uso de su Roland Guitar Midi System GR-50. Habitual en su arsenal.
"Wings of a Bird" (6'13) abría en pacífico y etéreo paisaje de guitarra procesada por pedales. En una textura muy Peter Green a la cósmica. Realmente bonito, como si The Shadows, (una de sus primeras influencias), hubieran avanzado en el futuro. No olvidemos el pasado 60s de Picó. Con Los Bongos, Tony Ronald (al igual que Iceberg), Los Mustang, Santabárbara y hasta Peret y Lorenzo Santamaría!
Sigue ésa tónica en la sentimental "Like an Autumn Leaf" (3'27), en una línea suave al estilo de Blonker, Deuter, Novalis o Gandalf. Tengamos en cuenta que el sub-sello de Dro, Anubis, de efímera existencia, estaba pensado para aquello de la New Age. Cajón de sastre que daba de y para todo. En éste caso, un bello disco de sinceras esencias pasadas.
Más electronic se presenta "Mónica" (6'41) sin abandonar su amada guitarra, en un sonido entre western score y Achim Reichel. Los teclados arreglan magníficamente, con imitación de harmonica inclusive, y un solo de Moog (o es guitar-synth?), excelente.
La lírica "Perdidos en la Noche" (6'33) podría ser del catálogo TD 80s, o de Robert Schroeder. Pero ésa guitarra, que no puede ocultar su gusto por el blues y lo mediterráneo, es inequívoca marca Santi Picó. Fílmica en su descriptiva, es una pieza muy conseguida. Con un magnífico solo final a lo Manuel Gottsching.
Damos la vuelta y tenemos el plato fuerte del disco. Una guitarra flamenca forma la intro de "Miskatonic II" (16'46), punto álgido de toda la obra. Chispeantes armónicos saltan del mástil y la delicada flauta travesera de Manel Rabinad acerca esencias mystic- kraut de Embryo, Popol Vuh o Kalacakra. Algo fuera de serie. Puro kosmische secuencial rompe la etérea magia con un trayecto Berlín School de toda ortodoxia. Ash Ra Tempel en mente, me sugiere tan extraordinario cambio de pasaje, en la tradición de "Inventions for Electric Guitar". Vuelta de tuerca con acústicas, entre Gordon Giltrap y King Crimson del "Islands", sin olvidar al mejor Steve Hackett en un fascinante entorno kosmische rock. Es uno de los momentos más sublimes en la carrera de Santi Picó. Y hay unos cuántos.
Aún tenemos un final, una coda fiel al Art Rock alemán, como es "The Dance of the Ghouls" (3'39). De oscuro, místico y ominoso paisaje cinematográfico, muy cerca de "Alpha Centaury - Zeit - Atem", en su siniestra abstracción cercana a la magia de Murnau.
Es éste un álbum que apenas respiró, tras la absorción de Dro por una multinacional. Así que pasó por el mercado de puntillas. Merece un puesto destacado dentro de nuestros "Ensayos sobre un Sonido".
Realmente extraordinario.
J.J. IGLESIAS