"Froese-Franke-Baumann". A cualquier aficionado a la prog-trónica se le harán los ojos chirivitas al mencionar éste tridente inmortal. Para muchos el mejor line-up de Tangerine Dream.
Peter Baumann llevaba dos años de silencio en solitario desde su espléndido debut, "Romance 76". A excepción de su colaboración en el álbum de la cantante Leda, "Welcome to Joyland" (1978). Entre el verano del 78 y Enero del 79 se encerró en sus berlineses Paragon Studios, para dar forma a éste segundo trabajo, "Trans Harmonic Nights". Todavía un gran disco de la "cosa nostra", aunque más directo y menos experimental que el primero.
Había batería real a cargo de Wolfgang Thierfeld, de los excepcionales Release Music Orchestra. También se acreditaban "horns" por parte de un tal B. Jobski. Sinceramente, no logro dar con ellos en todo el disco. Si están, lo hacen muy bien camuflados. Y es que a la producción estaba el propio Peter Baumann, tan bueno en ésas artes como a los sintetizadores.
"This Day" emprendía éstas "Noches Trans Harmónicas" en cinco minutos de pureza secuencial made in "Stratosfear". Con el Vocoder a modo de un instrumento electrónico más (algo que va a repetirse, recuérdese que era toda una novedad por ésos días). En complicidad con un hábil uso de los platos de Thierfeld. Así como emulación de guitarra por parte del sinte principal.
Muy Vangelis se presenta en su melodía protagonista, "White Bench and Black Beach" (8'50), el tema más extenso del álbum. Muy bien combinados los electronics con la percusión. Sin que ésta se coma el trabajo de Baumann. Todo un arte el saberlo combinar y que resulte la mezcla.
"Chasing the Dream" (4'34) vuelve al redil "tangerino" (el título habla por sí mismo). Con cierto regusto a un medievo-futurista. Una joya de la secuenciación analógica bien aplicada. De la que Baumann es un maestro. Y otra perla que podría estar en "Stratosfear", plácidamente.
Vuelve el Vocoder en un tema muy Kraftwerk - Harmonia, "Biking up the Strand" (2'26). Minimalista y acertado ejemplo de la mejor corriente Dūsseldorf.
Vuelta al vinilo para que suene "Phaseday" (5'50). Casi naive, al punto de los pioneros Space Age. Pero ahí radica su mágica sencillez. Otra vez más cerca de Harmonia que de TD. Aunque éso se soluciona rápido con la siguiente, "Meridian Moorland" (4'34), de cruceta secuencial y batería orgánica, consiguiendo un dúo de química brillante en su sonido. Quizá la más arriesgada de todo el álbum.
En el espíritu de "The Third Site" (5'10) todavía se impone ésa oscuridad tan del agrado de éste sintetista, a la hora de componer. Y que tanto aportó a los Tangerine Dream más clásicos. Éste corte sin ir más lejos, condensa todo aquel estilo único de los padres de la Berlín School.
La final "Dance at Dawn" (4'02), en su naturaleza fílmica, vuelve a recordar a Vangelis, pasado por el tamiz personal de Peter Baumann.
......El hombre que poco después se cayó en la marmita de la "modernidad", editando dos cuestionables discos de synth-pop : "Repeat Repeat" (81) y "Strangers in the Night" (83). Con el tiempo los he aceptado como lo que son, un signo de los tiempos. Aunque distan mucho de llegar hasta el nivel de calidad de sus dos primeros trabajos.
J.J. IGLESIAS