Epidaurus se fundaron en la localidad de Bochum, Alemania del este y tan solo tienen este álbum setentero más un fallido intento en los 90 que no merece la pena reseñarse pero que les permitió formar parte de los buscadores de rarezas prog. No hay demasiada información sobre ellos. Chica a la voz que me recuerda mucho a Jane Relf de los primeros Renaissance aunque con bastante distancia de calidad. No es la voz lo que me atrae de este disco y tampoco canta demasiado, es el excelente trabajo de sus dos teclistas Gunter Henne y Gerd Linke que mano a mano despliegan todo el arsenal de ensueño teclístico analógico de los 70´s. Cierto es que en 1977 el asunto de hacer música con un poco de interés ya empezaba a oscurecerse. La mitad de las bandas progresivas en el panorama internacional ya empezaron a editar discos malos o mediocres o simplemente cambiaban al bando del AOR o territorios formula radio. Los más honestos optaron por desaparecer, aunque muchos de los que continuaron no tuvieron ningún sentido del ridículo. A algunos como Génesis les fue bien económicamente porque llegaron los 80´s y el nivel intelectual de la creación musical y la audiencia permitía hacer barrabasadas y tomaduras de pelo sonoras. Las modas son capaces de convencer y de modificar el gusto de la gente. Como yo viví esto, puedo atestiguarlo. Gente que poco antes compraba discos de Van Der Graaf Generator te aparecían de repente con un vinilo de los Talking Heads Specials, Motels, Ian Dury, Blondie y en casos más lamentables con el primer álbum de Mecano y no es broma. El poder del marqueting musical es capaz de todo y la capacidad de traicionar los gustos del melómano un misterio de la ciencia.
Un disco como este, asimismo llamado “Paraíso Terrenal” es una rareza en 1977 por su sonido más ajustado a años anteriores. Hay un fenómeno en la música de esa época en la que nadie suele caer. La edición de discos que probablemente fueron compuestos mucho antes no se llevaban a cabo por evidentes problemas de dinero. Quiero decir con esto que si una banda desconocida progresiva concebía su música por ejemplo en 1973 y no tenía pasta, la idea se quedaba en archivo. Muchas ediciones de discos de finales de los años 70 tenían el problema de que aquello que hicieron con tanto entusiasmo en su momento de salir al mercado ya no estaba de moda. Obsoleto en definitiva. Los tiempos no hacen justicia porque las tendencias cambian mucho más rápido que el arte que siempre es subjetivo. Lo que fue bueno ayer hoy es una mierda.
Este álbum es cortito. Cinco termas que no superan los 33 minutos pero repleto de ensoñadores pasajes y sonidos viajeros de mellotrón, moog, rhodes, hammond, piano, clavinet secuenciadores y otras piezas del anticuario de los 70´s. agradable y hasta inocente. Fuera del tiempo y del espacio.
Alberto Torró.