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LA DÉCADA DE LA SEQUÍA Y EL NEO PROG: 4 IQ

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 El pasado viernes veintiuno de marzo y haciendo un notable esfuerzo dada mi cada vez mayor vagancia y falta de entusiasmo hacia casi todo, me cogí el AVE a Barcelona para ver al Coeficiente de Inteligencia en la sala Razzmatazz. No fui solo. Me acompañaron mis hijos que, aunque pasan del progresivo, saben que su padre ya esta mayor para conciertos y otras cansinas gilipolleces en solitario y también para la cerveza. No tomé demasiadas y aun así me sentaron mal. No aprendo.



Holmes, Nicholls, Cook, Esau y Durant presentaban “Dominion” su nuevo trabajo desde el duro y aspero “Resistence” y yo con la preocupación de que: “por favor que no se me hayan metalizado”. Metalizarse es una patología invasiva de difícil tratamiento bastante frecuente en el momento actual y ni los maduros progresivos son del todo inmunes a sus efectos. Tocaron bastantes piezas fuertes que van del Dark Matter, Frequency, The Road Of Bones y por supuesto Resistence. Son discos que me gustan cuando se ponen líricos y melodiosos pero que me cargan en sus partes más pesadas. Llevaban como 22 años haciendo un prog más oscuro y potente, de alta calidad por supuesto, pero yo sigo siendo un sinfónico a la antigua usanza al que le gustan los silencios y las partes melodiosas y sofisticadas. Un asco ya lo sé, pero me la suda. Me compré el Dominion por supuesto y la sorpresa al oírlo al día siguiente fue bastante agradable, aunque como buen tiquismiquis que soy tengo que oírlo más.

La historia de esta banda ha estado relacionada con el resto de sus colegas de misma nacionalidad, generación y parecidos ambientes que en esta serie conceptual vengo comentando. Casi todas estas bandas aparecieron entre el 1979 y 1981. Si yo tenía 25 años por entonces estos andaban por los veinte, año arriba, año abajo. Es decir, cogieron la semilla de los años de gloria progresiva siendo unos críos adolescentes. Conseguí el vinilo de Tales From The Lush Attic, rebuscando por tiendas de importación. Un encantador e inocente sonido Genesis pero muy original en composición. Sus épicas The Lost Human Gateway y The Enemy Smacks son antológicas. Me hice el mayor fan de la banda al instante. Ahí siguieron “The Wake” que no me gustó tanto, pero tenía aquella maravilla llamada Headlong, pieza recurrente en la escucha del coeficiente. Entre 1987 y 1989 aparecieron dos discos que la mayoría de seguidores de la banda odian y que a mí por el contrario me agradan: Nonzamo y Are you Sitting Comfortabily.  NIcholls se había largado y entra Paul Menel. Más pop-era con tintes comerciales, pero había temas sueltos excelentes. Tras cuatro años de silencio Peter Nicholls vuelve y graban en 1993 la que para mí es su obra maestra. Ever. Su voz característica ha mejorado mucho respecto a los inicios. De principio a fin este disco altamente emocional pone la carne de piel de gallina, a veces incluso al borde de las lágrimas. Cuando un disco te hace saltar las lágrimas, no hay ya crítica que valga. Da igual lo que digan. Ya es inmune y pasa a la historia. Ojo también se puede llorar de risa y de asco y me ha pasado con otras bandas intocables y veneradas por motivos bien distintos.

Al “Ever” y su estupenda gira que se plasmó en el fantástico doble en directo “Forever Live”, le siguió la elaboración de sus tendencias más ambiciosas con el monumental “Subterranea”. Una especie del The Lamb… que finiquitaba el siglo XX. “The Narrow Margin” sigue siendo una de sus principales suites épicas. Casi todos sus discos desde entonces llevan piezas que superan los 20 mtos. Por esa época en 1998 aprovechan para regrabar por completo su primera y encantadora casete “Seven Stories Into Eigth” con una mejora considerable en todos los aspectos. En el 2000 aparece otro de mis favoritos “The Seven House” que casi iguala al “Ever”. Disco nostálgico y altamente emocional con fantásticos pasajes instrumentales y melodías a recordar. Casi todos los lives que aparecen con los años son dobles y boxsets con jugosos testamentos donde con algunas variaciones tocan en directo casi todo su catálogo más representativo. Cada vez más maduro, perfeccionado y con mayor experiencia. Los temas suenan atemporales y eso es magnífico.

El siglo XXI no nos ha traído buenos augurios para nadie y casi nula esperanza en tiempos venideros y eso también pasa factura a las nuevas composiciones de los IQ. A decir verdad, suenan mejor que nunca. Son temas complejos elaborados pero sus clásicas melodías emocionales y su encanto instrumental con esos solos hackianos, moogs volátiles y cambios inesperados, dan paso a composiciones más oscuras y monolíticas. La pesadez del bajo y batería y sus murallas de teclados que a veces parecen coros infernales, no nos alegran ni nos dan esperanza. Así ocurre como reza en el propio título y portada en Dark Matter de 2004. Repito son discos que la mayoría les pone 5 estrellas y probablemente yo sea el viejo nostálgico moñas, pero algunos temas son como más graníticos y lineales. Ya no me estremece como antes. Cierto es que este CD lleva una pieza fantástica de 25 mtos como Harvest Of Souls que incluso nos reconcilia. Pero muchas otras cosas parecen marchas fúnebres. En una línea parecida sale Frequency en 2009. Se empiezan a alargar entre discos. Hay que apuntar que los miembros de la banda no son músicos a tiempo completo. Tienen sus trabajos y su vida privada. La música para ellos es su momento, pero no su medio de vida. Cuando les apetece se juntan y graban disco. Ni más ni menos. Frequency es más variado que el anterior pero más inestable y además se les ha marchado su teclista de toda la vida Martin Orford, harto del negocio musical, de internet, las descargas y probablemente de luchar contra un mundo al que la música le importa tres cojones. Entran teclista y batería nuevos. El disco tiene buenos momentos, pero es algo irregular y las composiciones no tienen el mismo atractivo con una tendencia hacia la dureza y la agresividad que gana terreno. Ojo no me confundáis con hard metaladas, aceleraciones sin sentido, semifusas de triple bombo a toda hostia y otras brutalidades. Evidentemente que no hablo de eso. Es simplemente que su música para mi gusto se mete a veces en una cripta, catacumbas y auto mortificación mariana. Sé que hay mucha gente a la que le gusta el olor a templo mariano y los olores revenidos de putrefacciones sonoras, espectros y angustias  y lamentos de la santa compaña y a veces incluso no están mal y tienen su gracia. Tiempo tendremos de disfrutar del polvo y el olvido y francamente casi prefiero que me alegren la vida.

Ya en 2014 aparece el aclamado “The Road Of Bones”. Yo entiendo, insisto en ello, que el gusto en general de la gente se ha ido hacia la música más pesada, oscura y contundente he incluso habrá algún componente erótico, sexual o masoquista detrás que yo ya no capto.

 El hecho es que me deja frío como el hielo escuchar cosas como “From The Outside” o “Until The End” que son una sesión sadomaso, sin piedad, mientras un coro de monjas y monjes góticos en descomposición parecen disfrutar entre risas y agonías de tu tormento. “Whitout Walls” es la épica al uso. Casi veinte mtos, que alternan todo lo dicho, con partes más piadosas es cierto. “Ocean” es un remanso lírico entre el fuego infernal pero triste y melancólica. Es música sin esperanza ni alegría.

En 2019 llegaría “Resistence”. El álbum pre-pandemia Covid que nos cogió a todos en pelotas y no es sino una continuación del mundo desesperanzado y distópico que los anteriores discos expresaban. Sensaciones que están metidas en sus composiciones. Vuelvo a insistir: son trabajos excelentes, cada vez tocan mejor, pero me suenan demasiado fríos y pesados al menos para mi gusto y prefiero que la música sea más “amable” y no me deprima innecesariamente. Destacaría no obstante piezas como “Stay Down” o “Shalow Bay”. El segundo CD tiene temas larguísimos con intenciones épicas, pero no acaban de engancharme, al menos de momento.



Evidentemente compré a ciegas el nuevo “Dominion” en el mostrador previo al concierto. Una vez escuchado creo que se han desprendido de esa densidad-agresividad de losa sonora de los últimos discos y el agobio y la respiración no es tan forzada. Alguna escalinata luminosa había al final de la cripta y han optado por subir hacia la luz. Confío que la emoción y la melodía vuelvan a una banda que valoro por encima del resto de los neo progres. Aunque pensándolo bien, los que crecimos a la par del prog estamos todos ya muy mayores y si alguien piensa que aquellos momentos de gloria volverán, que se vaya olvidando. Solo las oscuras golondrinas vuelven, los malos viven más que los buenos.

Alberto Torró



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