El título habla por sí mismo. Siguiendo donde lo dejamos la semana pasada con Michel Moulinié. Esto es, la Francia electrónica de los 70 vía guitarra modificada y experimental, más sintetizadores. Traemos hoy el primer álbum de Heldon, proyecto del gran Richard Pinhas.
Estrategia paralela al cosmic-kraut alemán, por cuanto el "lo-fi", (no existía el palabro por entonces, pero nos servirá para entendernos), y lo parco en tecnología, al menos al principio, ejercía de ventaja para conformar un sonido y modo de expresión. Rompedor lo de Heldon. Pura innovación comparable al primero de Magma en su afán de destruir moldes inamovibles. Trajeron ambas bandas cambios drásticos al punto de vista del progreso galo.
Pinhas se ayuda con su Les Paul del 54 y un AKS Synthi. Patrick Gaunthier y Georges Grunblatt aportan su VCS3. Pierrot Roussel (bajo, guitarra) y Coco Roussel (batería). Alguna guitarra rítmica de Alain Renaud y palabra hablada (recitados) de Gilles Deleuze. No está sólo el líder.
Un primitivo y solitario drone electrónico de onda analógica senoidal inicia "Zind" (2'20) y enseñada viene a la mente el minimalismo coherente de Schnitzler o Cluster. Antesala a "Back to Heldon" (8'36), en impresionismo berlinés de pura cepa, y lanzadera electrónica dominante para la guitarra frippiana de Pinhas. Burbujeantes AKS y VCS3 en modificaciones sonoras naive. Que es otro de los ocultos y deliciosos encantos del primer kraut rock. ¿A quién no le enamora una chica con (aparente) ingenuidad? Pues eso. Morbazo analógico que resulta un mantra ensoñador y onírico, efectivamente fascinante.
Suaves arpegios sobre lienzo a varias guitarras nos trae "Northernland Lady" (7'03), como un ejercicio-jam entre Robert Fripp, Steve Hillage y Bill Nelson. Cuerdas tejedoras en melódica surrealista no exenta de zumbidos sintetizadores que vuelan entre la maraña eléctrica investigadora. Agitation Free lo hubiera aprobado con nota alta.
Dando la vuelta, "Quais, Marchais, Mieux Qu'en 68" (4'26) ofrece otra perspectiva. De oscuridad tensa, palabra hablada y batería real de corte jazzístico. Intuyo que el tema sociopolítico entra en la ecuación. Mientras que el attrezzo musical es de aproximación avant prog a Lard Free, parientes cercanos.
"Circulus Vitiosus" (8'45) nos devuelve al Berlín de Tangerine Dream etapa-Virgin, Froese guitarra incluida. Sinfonía secuencial cómo escultura sonora sobre la que propone capas de improvisación ciber-eléctrica, de lo más fluido, atractivo y kosmische. Fripp siempre al acecho como "influencer" estilístico de Pinhas, aunque éste desde un punto de vista teutón. Delicioso viaje artístico con el encanto y densidad textural propios del momento.
Mucho "noise", "post-rock", "shoegaze" e indie con ínfulas raras han querido ser Heldon en su subconsciente. Falta valor en la actualidad, para la experimentación seria y honesta sin complejos. Demasiadas ganas de agradar a todos. Y de vender.
Como final, una declaración política explícita que nos toca de cerca. Y el motivo posible de no ver jamás un disco de Heldon por estas tierras: "Ballade pour Puig Antich, Revolutionnaire Assasiné en Espagne" (2'26).
Elegía gris a base de fosforescencia de "Electronique Guerrilla". Nunca dos minutos expresaron tanto. Seguir a Heldon es siempre sanador y revitalizante. Buena medicina para el alma.
JJ IGLESIAS