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URIAH HEEP- Sweet Freedom 1.973 (colaboración Christian Jiménez)

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Las dos palabras Uriah Heep son ya sinónimo de "lóngevo" y, además, sirven también de referencia para muchas bandas de "heavy metal"...que pregunten a King Diamond, a Immortal, ¡o a Metallica, sin ir más lejos!



Efectivamente, este grupo que comenzó a gestarse a mediados de los '60 entre David Byron, Alex Napier, Paul Newton y Mick Box como The Stalkers para luego llamarse SPICE, se ha convertido en uno de esos que son absolutamente imprescindibles para comprender el "rock" progresivo, para encontrarse con lo que sería el embrión del "hard rock" progresivo antes de que llegara gente como Rush y hasta para ver lo que serían los comienzos del "heavy metal" que luego exprimirían Judas Priest.
El caso es que después de que el ex-Toe Fat Ken Hensley se les uniera, esta banda supo, desde su aparición en 1.970 con su "Very 'Eavy, Very 'Umble", conjugar pasajes de puro "rock" con otros llenos de verdadero lirismo y sinfonía. Ese debut se ve como una mezcla entre el "Death Walks Behind You", de Atomic Rooster, y el "Time And a Word" de YES; se amalgamaba potencia, rabia y mucha precisión a la hora de crear melodías gracias al quinteto, que era David Byron a la voz, Ken Hensley a los teclados, Paul Newton al bajo, Ollie Olsson a las baquetas y Mick Box a la guitarra.
Esto fue un despegue más que bueno para los ingleses para acumular energía y más ganas de seguir con el negocio, y así salió "Salisbury" poco después.

Uno tras otro los discos de Heep impactaban en la escena musical del "hard rock" y acumulaban cada vez más éxitos y legiones de fans que los apoyaban incondicionalmente, aunque se viesen más de una vez comparados con sus coetáneos Deep Purple, pero los resultados comerciales se notaban de lejos...
Eso sí, sin duda temas como "Look At Yourself", "Sweet Lorraine", "Easy Living", la balada "Come Away, Melinda" o "Lady in Black" ya son de escucha obligatoria en la discografía de la banda.
Y así, siguiendo por los senderos musicales y viendo un auténtico baile de miembros, porque eso del ir y venir estaba mucho a la orden del día en Heep (ni Byron se salvó, que se fue en el '77), consiguieron hacerse con una digna posición.



Así llegamos al LP que nos ocupa y uno de mis favoritos de la larga carrera de la banda: "Sweet Freedom", realizado en 1.973. Seis álbumes, y eso tan sólo tres años después de su debut...impensable hoy en día, ¿verdad?

Este sería un disco que decidieron grabar fuera de sus habituales estudios londinenses, concretamente se fueron, nada más y nada menos, que al Chateau D'Herouville en Francia.

Si todos recordamos aquella doble recopilación que sacó Jethro Tull como "The Chateau Disaster Tapes" (donde salían demos que más tarde aparecerían en "War Child" o composiciones que pasarían a mezclarse con el largo "A Passion Play") podemos averiguar de qué modo les fue a los pobres chicos.
Los equipos fallaban a cada dos por tres, el ambiente era muy poco apropiado y los problemas inundaban el estudio, sin contar la drogadicción que el bajista Gary Thain llevaba por aquel entonces (y que le costó la vida).
Pero las cosas se hacían porque tenían que ganarse los cuartos, así que con todo el empeño que pusieron, incluso superando los rumores de que en aquel viejo estudio había espíritus pululando por él, el quinteto se hizo con su sexta obra de arte.

Lo más destacable es el querer explorar nuevos sonidos y explotar ideas que resultasen frescas y originales, ya que es tarea difícil distinguir entre el "Demons And Wizards" del "The Magician's Birthday". Así que buscaron distanciarse ligeramente de la densidad que había en sus canciones y dejar en segundo plano la marca del progresivo que tanto les había caracterizado.
Aquí lo que plantean es endurecer su sonido y crear temas más adictivos y fáciles de asimilar, pero sin perder un ápice de su vena más progresiva y técnica; así podemos escuchar cosas como el melódico y maravilloso corte "One Day" y el enérgico "Seven Stars", llevado a la perfección entre guitarra acústica y un machacón ritmo.
Luego está la más oscura "If I Had the Time", que cabalga entre la suave voz de Byron y esas guitarras tan distorsionadas, mientras Hensley está todo el rato a la cabeza en esos más de cinco minutos con sus teclados. En "Sunshine" se desata rabia "rockera" por los cuatro costados sin concesiones, como podía pasar en "Traveller in Time". Por su parte, encontramos aires "folk" en "Circus".



Las épicas "Sweet Freedom" y "Pilgrim" nos traen de vuelta la grandilocuencia de sus anteriores trabajos, disolviendo la potencia entre grandes dosis de belleza, algo que ya era su seña de identidad, destacando ese cambio de ritmo en el minuto 2:42, en la primera, cuando toda la intensidad baja de repente y deja paso a los teclados, o ese solo afilado de guitarra vertiginoso que lleva a cabo Box, en la segunda, y que nada tiene que envidiar al que K.K. Downing realiza en "Sinner" o al de Tony Iommi en "Killing Yourself to Live".
Y como de costumbre, el tema de los sueños siempre ha sido recurrente en las letras de Heep ("Dreammare", "Dreams", "Beautiful Dream"...), y aquí no iba a ser menos, así que este trabajo abre con la potente "Dreamer", de retazos "funk" y con un aire más intenso que las anteriores; lo que podría dar a creer, por su ritmo imperecedero y sus distorsionadas guitarras que no paran de lanzar "riffs" y solos  cortantes como cuchillas, que este tema se encuentra en los anales del "heavy metal". Para acabar Byron se desgañita repitiendo el título de la canción hasta que todo el sonido va disminuyendo y deja de ser audible.

Pero la mejor es "Stealin'", single que demuestra cómo se puede juntar comercialidad y melodía, sin dejar a un lado la rabia y energía del mejor "hard rock".
Todo empieza con unas tímidas notas que llegan del bajo de Thain y del teclado de Hensley; David Byron se mete como apartando a los otros dos, dejando bien claro de qué va lo que nos quiere contar:
"Llévame a través del agua porque necesito un lugar donde esconderme...he visitado a la hija del ganadero y seguro que he herido su orgullo [...] ¡Peleando, asesinando!, ¡vino y mujeres!, me van a llevar a la tumba. ¡Corriendo, escondiéndome!, ¡perdiendo, llorando!, no tengo nada que salvar...¡excepto mi vida!". El estribillo se hace cada vez más poderoso; bajo, batería, teclados y guitarra inician una batalla por ver qué instrumento destaca por encima del otro, los coros suben su intensidad, Byron se muestra divertido cuando el estrépito rodea todo y la composición acaba por fin con un fuerte golpe de batería de manera espectacular.
Es uno de los mejores temas de "hard rock" que jamás se hayan compuesto, sin duda.

Con todo eso, "Sweet Freedom" fue un auténtico éxito y ha quedado como un clásico y uno de los álbumes más apreciados dentro de la discografía, desgraciadamente malograda cuando entraron los '80, de estos dinosaurios del "hard rock" progresivo, que salió justo en el mejor momento de la carrera de la banda, cuando ya habían pasado de banda de segunda a estrellas de la música.
Ahora son leyenda, y la de ellos está claro que no hay que olvidarla






Temas

1. "Dreamer"
2. "Stealin'"
3. "One Day"
4. "Sweet Freedom"
5. "If I Had the Time"
6. "Seven Stars"
7. "Circus"
8. "Pilgrim"
9. "Sunshine"
10. "Stealin' (Single version)"
11. "Sweet Freedom (Edited version)"
12. "Seven Stars (Unreleased version)"
13. "Pilgrim (Edited version)"

Formación
David Byron : voz
Ken Hensley : teclados, guitarra, voz
Mick Box : guitarra
Lee Kerslake : batería , voz
Gary Thain : bajo

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