En esta nueva sección que inauguramos, vamos a comentar de todo un poco. Una línea más ecléctica y de “libre designación” como se dice en el argot de la administración. El caso es que damos unas vacaciones a los japoneses para que no canse tanto wasabi y sashimi.
Bueno desde que tengo uso de razón, cosa que a veces pongo en duda, he estado involucrado en el rock progresivo así como Malcolm X lo estuvo en la defensa de los derechos raciales de los suyos y doy fe que jamás cambié de chaqueta a finales de los 70´s cuando muchos de los míos, por edad y generación, se pusieron imperdibles en el culo o lucecitas de neón en la punta del nabo u hombreras y bombachos cool según tendencias y gilipolleces al uso de la época y a mí dejaron de hablarme por dinosaurio pretencioso y pasado de moda. Los sinfónicos fuimos peor que la peste, pero aguanté el tirón en soledad. Historietas aparte claro que yo soy un prog sin prejuicios y con orgullo de serlo pero también hablaremos de referencias encuadradas en otros estilos cuando al mendas le apetezca, que para eso soy un yayo flauta. Dicho lo cual no he podido evitar el inaugurar esta sección con el sinfónico más recalcitrante, exquisito y exclusivo que os podáis imaginar. Este es un álbum que yo llevaba como una espina clavada, porque no se le dio la trascendencia que se merece y que el mundillo de esta última década más snob en las nuevas tendencias “progresivas modernas” que son un híbrido, en muchos casos y en otros no, de música super tecnificada sin un mínimo de personalidad y cansina hasta aburrir, pasó de él y como digo y salvo mínimas excepciones se obviaron de este tremendo trabajo sin despeinarse. Mi compi JJ sabe de qué hablo.
Bueno el caso es que Secret Green fue un proyecto paralelo de mis queridos The Enid y supuso la reaparición desde aquel lejano 1980 del guitarrista original Francis Lickerish y de aquel otro teclista magnífico por cierto, llamado William Gilmour. Después de aquel extraordinario Six Pieces, The Enid se disolvió y el líder Robert John Godfrey tuvo que replantear de nuevo la banda, porque las compañías discográficas en los 80´s fueron lo más bordes posible con el progresivo sinfónico y con sus apestados acólitos. Malos tiempos para la lírica. A esta fugaz banda de único trabajo con ese nombre, los encuadran como folk prog y se despachan a gusto. Claro que la influencia céltica está presente no en vano varios de sus miembros son de origen irlandés y escocés. Pero Secret Green son una tremenda banda de Rock Sinfónico con mayúsculas y con una riqueza compositiva como cabría de esperar. Cuando cayó en mis manos este disco en 2009 corrí a recomendarlo a los amigos más afines del estilo como en el caso de Julio Murillo que quedaron encantados y yo no suelo recomendar discos a la ligera como bien saben muchos de mis colegas.
Temas
1. Prelude (4:54)
i) Sunrise
ii) Avalon
iii) Red Hall
2. Ecchoing Green (10:33)
3. On Merlin's Ground (7:29)
4. Tom O'Bedlam (8:29)
5. Guinevere Suite (Five Courtly Dances)
i) Pavan - The Track of the Moon on the Water (5:12)
ii) Galliard - On Secret Green (5:38)
iii) Louré - Lady Morgana's Orrery (No Real Cause For Tears) (5:05)
iv) Allemande - My Lord Beedle's Content of Desire (1:30)
v) Bransle - Poor Mad Tom (Tom's a-Cold) (3:02)
6. Camlann (13:44)
7. Nimuë (9:16)
La temática parte de las leyendas artúricas en un ensueño medieval de folk británico y clasicismo sinfónico a la Vaughan Williams en todo su esplendor. The Enid está en primer plano naturalmente y algunas de sus melodías te llevarán directamente a la banda de Robert John Godfrey quien como era de esperar colabora en el álbum de su amigo Francis Lickerish. Una cantante llamada Hillary Palmer es la encargada de poner la voz a toda esta joya como la Annie Haslam a Renaissance.
De principio a fin sin desperdicio pasamos por largos temas, suites como la maravillosa Guinevere o finales de ensueño como las piezas Camlann o Nimuë que te dejarán el cuerpo y la mente en el nirvana absoluto. Este es un trabajo sin calificación posible.
Los aficionados a poner estrellitas que hagan lo que quieran. Cuando la música pasa del listón habitual y este es el caso, los seres humanos nos empequeñecemos y pensamos cómo es posible que el mundo sea tan horrible y existan cosas como éstas. Si este disco te lo encuentras algún día date por un hombre o mujer afortunados.
Alberto Torró
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