En un acto de nostalgia hacia su primer volumen e intentando aligerar la carga musical de su anterior trabajo, se meten de nuevo en el estudio ya con Luke Machin como coproductor de la tangente y segundo de abordo con Tillison. “Spark” es una especie de continuación de la “música que murió en soledad” de 2003 pero en una línea más fresca y festiva.
La fluidez compositiva se aparta por completo de las densidades mostradas en el “Travail”. Sin embargo la maduración de la banda ya no presenta las influencias de los reyes de las flores y nos ofrecen un álbum musculado y muy personal de puro prog-rock a la vintage y bien tuneado de estilos. Este es un disco alegre ya desde el principio.
La pegadiza “A Spark In The Aether” con sus cuatro mtos podría ser perfectamente el single prog del año.
Los siguientes 12 mtos de “Codpieces and Capes” siguen la línea activa muy rock en sentido literal con buenos arreglos vocales y un sinte solista que lucha en competir con la tremenda guitarra “machinera”. Los pasajes instrumentales se suceden con espíritu alto y motivador. Los dedos de Luke se salen del mástil. Un chaval prodigioso éste y Tillison acaricia el hammond de vez en cuando para bajar calorías.
“Clearing The Attic” comienza con la flauta de Travis y volvemos de nuevo al condado de Kent en agradables paseos por su campiña. Pegadiza melodía y bonita pieza a la Hatfield/Caravan. Las teclas como dios manda en ese arzobispado cervecero porrero del este de Inglaterra con sus vericuetos jazz-rock campestre para no perder las buenas costumbres. Nueve minutillos de nada que se hacen cortos lo cual es bueno.
En la siguiente pieza se les cruzan los cables con los Floyd y la famosa hacha del Eugenio y no me preguntes por qué, que sé lo mismo que tú. “Aftereugene” empalma con la anterior en un puente acústico de guitarra pero sin la tensión necesaria que es la clave de la original y apenas se le parece. No le veo la gracia al saxo imitando los gritos e histerias del Roger Waters. Un capricho supongo.
Alberto Torró