Con una nutrida banda de siete músicos y con su tercer trabajo “A Place In The Queue” ya en el mercado, aparece este doble cd y DVD en vivo grabado en un pequeño club y con una tirada limitada a 3000 copias. El programa es intenso y generoso con casi 142 mtos de música que supondría antaño un cuádruple LP que de haber aparecido en la década de los 70´s, algunos habríamos perdido el culo y el bolsillo por obtenerlo.
La portada es bastante atractiva con su toque fantasioso y tal. Reconozcamos que muchas veces el “el envoltorio prog” influye mucho psicológicamente. Parece una tontería pero no oyes igual un disco con una bonita portada a otro con una mierda gráfica. Es un mecanismo neuronal automático. Pero lógicamente no es la regla. Hemos oídos discos estupendos con horrorosas portadas y otros lindos cover art con caca de la vaca musical. Bueno “Going Off On” es Tangent en estado puro y a toda pastilla. Está muy bien grabado pero lógicamente no tienen una producción cara y ultraprofesional de multinacional ya que eso se lo gastan las grandes compañías para envolver en celofán las grandes mierdas actuales de música mala de cojones
“GPS Culture” abre el programa en una vibrante versión fresca y divertida con ese toque saltarín a lo “Genesis-Camel” super agradable y con guiños a la “Caravan-Hatfield” y qué más podemos pedir !!!.
La siguiente “The Winning Game” proviene de su maravilloso segundo trabajo y casi gana enteros “desflorificando” su perfume stoltiano de estudio y ganando en naturalidad.
Lo mismo pasa con los 22 mtos de la macro-composición llamada “In Earnest”. Cada instrumento suena clarito y la voz dura y personal de Tillison resulta casi amable y cálida en una pieza siempre emocionante y variada en estilos prog. Pena penita que The Tangent no graben más en directo porque son músicos que todo lo hacen fácil y perfecto. Que van sobrados vamos. Tillison se luce a las teclas porque la base que lo apoya es tan buena como él. El feeling y el swing hacen el resto para que el cuerpo se mueva sin lagunas para la abulia y el aburrimiento.
“Forsaken Cathedrals” nos mete el rock en el cuerpo sin tiempo para la tristeza ni el mal rollo. “La música que murió sola” (y abandonada) nos vuelve a recordar lo injustas que son las modas con la esencia de la vida y el buen gusto musical para volver a “perdernos en Londres” y acordarnos de los buenos y queridos abuelitos Caravan. Quien diría que los músicos generacionales que nos gustan ya han pasado la mayoría de ellos los 70 años de edad y éramos unos putos críos cuando crecimos con ellos. Que honor e ironía de la vida. Que interesante y estupenda decadencia. Los jóvenes de entonces somos los viejos de ahora.
La siguiente “The Winning Game” proviene de su maravilloso segundo trabajo y casi gana enteros “desflorificando” su perfume stoltiano de estudio y ganando en naturalidad.
Lo mismo pasa con los 22 mtos de la macro-composición llamada “In Earnest”. Cada instrumento suena clarito y la voz dura y personal de Tillison resulta casi amable y cálida en una pieza siempre emocionante y variada en estilos prog. Pena penita que The Tangent no graben más en directo porque son músicos que todo lo hacen fácil y perfecto. Que van sobrados vamos. Tillison se luce a las teclas porque la base que lo apoya es tan buena como él. El feeling y el swing hacen el resto para que el cuerpo se mueva sin lagunas para la abulia y el aburrimiento.
“Forsaken Cathedrals” nos mete el rock en el cuerpo sin tiempo para la tristeza ni el mal rollo. “La música que murió sola” (y abandonada) nos vuelve a recordar lo injustas que son las modas con la esencia de la vida y el buen gusto musical para volver a “perdernos en Londres” y acordarnos de los buenos y queridos abuelitos Caravan. Quien diría que los músicos generacionales que nos gustan ya han pasado la mayoría de ellos los 70 años de edad y éramos unos putos críos cuando crecimos con ellos. Que honor e ironía de la vida. Que interesante y estupenda decadencia. Los jóvenes de entonces somos los viejos de ahora.
“In Darkest Dreams” vuelve a meternos música grande en vena y a recordarnos lo grandes que fueron los 70´s. ¡Aggh que hammond dios! que pide cerveza con cuerpo y sabroso queso guarro de Cantabria!! Feeling pal cuerpo y guitarrazos con carácter. ¡¡Música de verdad que hostias!!.
Una “tangerina” After Rubycon nos relaja para que no falte eclecticismo sonoro y un “hago lo que me da la gana” que para algo soy Andy Tillison. Se agradece el detalle sintético que empalma con la segunda parte de In Darkest en un hermoso pasaje. “El mundo que atravesamos” es la siguiente página de este ya clásico de la tangente cuya melodía inicial se queda en el recuerdo emocional con su posterior desarrollo energético y cántico eufórico del sinte. Estamos en el punto álgido del trabajo con ese piano que se deshace en olas rotas y ramalazos hammond bluesy que recuerda la parte central del Floyd del Echoes.
Hay nada menos que tres bonus para terminar: La estupenda “Skipping The Distance” y las versiones de clásicos como el hombre esquizofrénico crimsoniano que lo bordan y el America de Leonard Bernstein tal como hizo el maestro Keith Emerson con los Nice. De los lives que hay que tener sin ninguna duda.
Una “tangerina” After Rubycon nos relaja para que no falte eclecticismo sonoro y un “hago lo que me da la gana” que para algo soy Andy Tillison. Se agradece el detalle sintético que empalma con la segunda parte de In Darkest en un hermoso pasaje. “El mundo que atravesamos” es la siguiente página de este ya clásico de la tangente cuya melodía inicial se queda en el recuerdo emocional con su posterior desarrollo energético y cántico eufórico del sinte. Estamos en el punto álgido del trabajo con ese piano que se deshace en olas rotas y ramalazos hammond bluesy que recuerda la parte central del Floyd del Echoes.
Hay nada menos que tres bonus para terminar: La estupenda “Skipping The Distance” y las versiones de clásicos como el hombre esquizofrénico crimsoniano que lo bordan y el America de Leonard Bernstein tal como hizo el maestro Keith Emerson con los Nice. De los lives que hay que tener sin ninguna duda.
Alberto Torró